Un Sentimiento Muerto en Un Corazón Roto. ||Draken x OC Female|| Tokyo Revengers

22.- El monstruo de Shibuya

- ¿Crees qué lo estemos haciendo bien?

- Creí que arreglar autos era lo tuyo.

- No me refiero a esto, me refiero a nosotros. -ambos resbalaron asomando sus cabezas con el resto del cuerpo debajo de las camionetas- En el futuro, ¿crees qué lo estemos haciendo bien?

- Supongo qué sí, sino Takemichi-kun ya habría vuelto, ¿no?

- Supongo. ¿Cuál crees qué sea nuestro futuro?

- Mh, seremos los primeros en casarnos. -Había sonado tan natural que la sorprendió.

- ¿Aún antes qué Hina y Take?

- Mucho antes, te lo aseguro. -ambos volvieron a su estación de trabajo- No voy a descansar hasta que tenga algo seguro que ofrecerte.

- ¿Eso significa que ya estás planeando pedirme matrimonio?

- Por favor, Raku. ¿Te ves en un futuro con alguien más ó me ves a mí con alguien qué no seas tú?

- A decir verdad, no. Por cierto, el abuelo quiere hablar contigo, ¿Puedes ir a cenar hoy?

- ¡¿Ves?! Incluso él ya se está preparando para que pida tu mano. -soltó una risa nerviosa y agradeció estar lejos de él para que no notara su sonrojo- Allí estaré.

🎐🎐🎐

La realidad era que ella tampoco sabía de que trataba todo el número que sus abuelos estaban haciendo, ni siquiera pensaban cenar ahí, solo esperaban a que Ken llegara para poder ir al restaurante, le habían dicho que le informara en ir formal.
Cuando eso sucedió, Ken llevaba una yukata roja, similar a su tono de cabello y de presente una sandía puesta sabía que era la fruta favorita de la mujer.
Subieron a la camioneta en silencio, le parecía algo muy extraño y sus nervios estaban por reventar.

- Creo que sí tendré que pedir tu mano esta noche. -le susurró mientras le ayudaba a bajar de la camioneta- Esto es muy fino.

- Todo parece indicar que sí, solo venimos aquí en ocasiones importantes. Mi abuelo es amigo del dueño.

Los cuatro entraron y fueron guiados a una de las mejores mesas, ordenaron la comida pero no había tensión por parte de sus abuelos, al contrario. Hacían bromas y le trataban como un miembro más de la familia, aquello sólo lo ponía más nervioso, aunque feliz. Se preguntó si esa sensación que sentía en el pecho era la calidez de un hogar.

- Ken-chan, voy a hacerte una pregunta -tragaron saliva pesadamente-: ¿Cuál es tu meta en la vida?

- ¡Casarme con Raku! -mordió su lengua tan fuerte para no escupir su bebida y lo miró con horror, ¿de verdad lo había dicho?

Los adultos se miraron entre sí y luego rieron a carcajadas, el restaurante estaba casi vacío, y las pocas mesas a su al rededor los miraron mal por el escándalo que estaban haciendo.

- No hijo, -dijo Kyomi- no te hemos citado para eso. Pero nos da gusto saber que quieres a mi niña.

- Ah, ¿no? ¿Entonces de qué quieren hablar con él?

- Últimamente llegan demasiadas motocicletas al taller, tengo las piezas en la refaccionaria pero no me doy abasto. Raku sabe mucho de motocicletas pero su especialidad son los autos. Quiero agrandar esto y sé que te gustaría tener tu propio taller. ¿Qué te parece si nos ayudamos mutuamente? Te ayudo económicamente a montar tu negocio, mis clientes van contigo pero las piezas siguen saliendo de mi refaccionaria, cuando tengas el dinero suficiente, me lo devuelves. ¿Qué dices?

- Yuudai-san, no puedo aceptarlo.

- ¿Por qué?

- Es mucho dinero, demasiado.

- No estoy pidiendo que me lo pagues en un mes. Es un favor mutuo.

- No tenemos más hijos y Raku será nuestra única heredera.

- Jamás quise asociarme con nadie. Ni siquiera con su padre cuando creía que era un buen tipo, pero tú, Draken. Me das buenas espina, Raku te estima y siempre está hablando de lo inteligente, maduro y sensato qué eres. Yo ya estoy cansado y quiero hacer crecer un poco más nuestro negocio.

- Para que cuando no estemos, Raku quede bien protegida. Y sea cuál sea el futuro de su relación, no estará sola.

- Piénsalo, ¿si?

La pelirroja lo tomó de la mano por debajo de la mesa y le dedicó una sonrisa.
Suspiró aliviado y volvió su atención con los mayores.

- De acuerdo.

Terminaron de cenar y se ofrecieron en llevar a Draken a dónde vivía.
Durante el resto de la noche, le advirtieron que no querían más mentiras, no les molestaba que viviera en un burdel, o que visitará a Raku a las dos de la mañana, sólo que lo escondiera.
Al llegar a casa se encontraba más confundida que antes aunque feliz, era algo que ni en sus más profundos sueños se había imaginado y esperaba de corazón que su ahora novio aceptara la propuesta. Oficialmente sería parte del negocio familiar de los Miyagō.
Así que insistiria hasta que aceptara.
Tal vez por fin habían salvado su futuro.

- Fui a visitar a Rōnin. -dijo su abuelo de pronto. Ambas tensaron el cuerpo, la sola mención de él las ponía nerviosas- Tuvo suerte, si él accidente hubiera sido un par de meses después lo habrían juzgado cómo adulto.

- ¿Por qué no me lo habías dicho?

- Hazle esa pregunta a Raku. Me dijo que tú le disparaste, que no fue Haitani Ran.

- ¿Y usted le creé? -preguntó con el pie ya en el primer escalón.

- No quise hacerlo, pero lo dudo, después de todo, has estado visitando a Ran, ¿no es cierto?

- Cariño, ¿eso es cierto? -pasó su mano por su tatuaje.

- Ran se echó la culpa para protegerte, por eso no dejas de llevarle cosas, porque la culpa no te deja dormir. A él lo han juzgado como adulto.

- Rōnin quiso matarme, quiso matar a Draken, me abandonó y luego me manipuló. Por su culpa Baji murió, ¿no crees qué tenía razones de sobra para querer quitarlo de mi camino?

- ¡Raku! Cállate. -ordenó se abuela- No puedes hablar así de tu hermano.

- ¡¿Hermano?! Paren con eso. -dijo sarcástica- ¿Qué clase de hermano es él? ¡Me iba a atar por siempre a su vida! Si él no hubiera entrado a prisión estaría con él, ¿y saben qué pasaría? Terminaría con un futuro igual de vacío que el de mi mamá.

- ¡He dicho qué te calles! ¿Por qué no nos lo dijiste?

- ¿Me habrían perdonado si él estuviera muerto? -ambos guardaron silencio- Yo sé que no. No se me va a acercar sólo por Rindō-kun, para no hacerlo pelear con Ran, pero de no ser así mi vida se convertiría en un infierno.

- Es la última vez que acepto un comportamiento cómo ése. No más mentiras, ¿escuchaste? ¿Cómo crees qué me siento durmiendo bajo el mismo techo?

- ¿Crees qué soy un monstruo, abuelo?

- Me preocupa que eches tu vida por la borda.

- Mi vida se iría por la borda si me quedo junto a Rōnin.

****
De verdad me gustaría leer sus opiniones );