1.4.- El día

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— No quiero que salgas, a menos que sea a casa de los abuelos, ¿me escuchaste? —la siguió hasta la cocina.

— Ay, sí, ya te escuché. —tomó la jarra de agua y se sirvió en un vaso— No soy idiota, lo has estado repitiendo toda la semana.

— Y, no quiero que metas a nadie a la casa, ¿entendiste?

— ¿Crees qué voy a meter a alguno de los dos?

— O a los dos.

— Oye, no soy una cualquiera. —bebió su vaso hasta el fondo y lo dejó en el fregadero.

— Pues entonces no actúes cómo tal.

— Vete al infierno. —sin pensarlo, Rōnin le soltó una cachetada, pero esta vez no recibió un golpe de respuesta— ¿Terminaste? Tengo mejores cosas que hacer qué platicar contigo.

— Deja de hablarme así, soy tu hermano.

— Tristemente. —volvió a levantar la mano, pero antes de recibir el impacto lo detuvo— Ni siquiera con todo lo mierda que eres conmigo puedo desear que seas tú el que esté muerto. —sus ojos se iban llenando de a poco con lágrimas y su voz se iba cortando— Pero te advierto, si me vuelves a poner una mano encima, te mato.

— Rōnin, ya tenemos que irnos. —Ran entró a la cocina— ¿No puedes dejar de ser un imbécil con tu hermana? —se acercó a ellos y los separó— Volveremos el lunes, ¿de acuerdo? —ella asintió— Hay dinero dónde siempre, puedes pedir comida si quieres, si necesitas algo sólo llámame y estaré de regreso. —dejó un beso en su mejilla— Te llamaré en cuánto pueda.

— Sí, ten cuidado. —lo envolvió en un cálido y largo abrazo, no resistió más y se soltó en llanto— Gracias por ser tan lindo conmigo. Por apoyarme, escucharme y ayudarme, por entenderme y ser paciente. —lo tomó por las mejillas— Gracias por todo Ran, y si he hecho algo malo espero que me perdones.

— Oye, cálmate, sólo nos vamos tres días.

— Cállate, Rōnin. —volvió a besar su mejilla— No importa cuántas veces te equivoques, yo siempre voy a aceptarte. Te querré toda la vida. Pero tu hermano tiene razón, sólo nos vamos tres días. Nos vemos el lunes. —Raku asintió mientras se limpiaba las lágrimas y volvió a abrazarlo— Te veo allá afuera.

— Lamento la forma en la que me he portado contigo.

— Sí, claro. Y todo será diferente, ¿no? Vas a cambiar. Aburre a alguien más, te he escuchado decir eso varias veces, al igual que a papá. —Rōnin intentó abrazarla pero ella lo evitó— A pesar de todo te quiero, ve con cuidado.

— Yo también te quiero. —acarició su cabello— Nos vemos el lunes.

— Ajá.

Raku los acompañó a la puerta, había un carro esperándolos y varios de sus secuaces para protegerlos, cuando se aseguró que no volverían entró a la casa echa bala.
Tomó la gran mochila de su cuarto con las cosas que necesitaría y luego fue a la habitación de Ran.
Detrás de un ridículo cuadro (según ella) de arte abstracto estaba pegado el dinero. Eran fajos a montones.
Sacó suficientes para meterlos en su mochila y otros tantos para esconderlos entre su ropa.
Acomodó el cuadro y miró una última vez la habitación de Ran, tardarían meses en darse cuenta que les había robado.
Fue a su habitación y tomó el portaretraros de su buró, de un lado venían los Haitani y su hermano y del otro ella con su madre.

— Perdóname Ran, —suspiró— ojalá algún día me puedas perdonar. —sacó la foto con su madre y se dispuso a marcharse.

— Oye, tu moto no está haya afuera. —Rindō entró a la casa. Mierda, se había olvidado de él— ¿Y esa mochila?,  ¿a dónde vas? —la miró de pies a cabeza— Vas a escapar.

Un Sentimiento Muerto en Un Corazón Roto. ||Draken x OC Female|| Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora