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Toqué la puerta de Katniss varias veces, son los últimos minutos que tendré con ella y quiero asegurarme de darle todas las instrucciones claras. No me sorprende que ella esté despierta, pero si el que Peeta esté en su habitación.

—Entonces lo del bebé...— el rubio suelta una carcajada y la castaña niega mientras desvía la mirada avergonzada.

—¿Ya es hora? — pregunta Peeta después de un breve silencio. Niego lenta y rápidamente repasan los consejos que Haymitch les ha dado la noche anterior.

—Revisaré los objetos que podremos enviarles y le diré a Haymitch que la prioridad será aquellos que creamos que realmente les ayudarán a sobrevivir... — me despido de ellos, no sin antes darles un último abrazo, y si todo sale bien, en un par de semanas podré verlos otra vez.

Recuerda quien es el verdadero enemigo.

La frase que Haymitch había estado repitiendo toda la mañana.

Desde muy temprano nos habían llevado al lugar en donde veríamos los juegos, y esta vez han llevado seguridad extra. Cómo si esperasen un ataque en cualquier momento.

Los vigilantes nos explican lo mismo de cada año como mentores, cómo funciona el tablero, el dinero que se recauda, los patrocinadores y el catálogo que han preparado esta vez. Haymitch y yo solo podemos asentir a todo, estamos más nerviosos que la última vez. Antes de dejarnos en el cubículo, es Plutarch quien nos lanza una última mirada, no podemos descifrar su mirada, pero queremos aferrarnos a la idea de que todo va a salir bien.

Una vez que tomamos asiento, los monitores se iluminan y es Caesar y Claudius quienes comienzan con la programación de cada año.

—¿Qué hay de los trajes que usarán esta vez? — mi mentor niega y con ello sé que ninguno tiene idea de lo que vendrá en esta ocasión. Nuestros pies tocan el suelo repetidamente, parecen una perfecta sincronía de lo que probablemente sean los latidos de nuestros corazones.

El reloj marca que falta un minuto para el lanzamiento de los tributos, mi mentor me toma de la mano y trata de tranquilizarme. Hoy más que nunca necesito mostrarme tranquila, o Snow lo detectara. Por mucho que solo Haymitch y yo estemos en este cubículo, sé que nos vigilan. Hoy menos que nunca se permitirían fallas en su sistema.

El rostro de Caesar desaparece y en su lugar, una vista aérea de la arena. Haymitch y yo prestamos mucha atención al lugar y el tablero que tenemos en la mesa se ilumina, luego el resto de los monitores enfocan a nuestros tributos.

—¿Qué sucede con Katniss? — la vemos agitada, desorientada y en trance. Algo no va bien. La Cornucopia está en el centro, como una pequeña isla en el mar. Alrededor la arena parece estar dividida en doce partes y por cada una, hay dos plataformas donde están distribuidos los tributos.

La castaña se ve rodeada de tributos del 1 y 2, no hay rastro de Peeta. Mi vista va hacia otro monitor y es cuando lo veo, permanece buscando a su alrededor a Katniss. Es cuando caemos en cuenta que tendrán que nadar para salir de aquel circulo.

—¿Crees que esos trajes les ayuden a nadar? —le pregunto a mi mentor.

—El capitolio quiere que estos sean los mejores juegos de su historia, tiene muy equipados esos trajes—

Hay tensión en toda Panem y un silencio que incluso se extiende hasta el Capitolio.

Que comiencen los septuagésimos quintos juegos del hambre y que la suerte este siempre de su lado.

10...9...8...7...6

Mi taza de café se cae.

5...4...3...2...1

AMELIA | THGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora