AMELIA | THG

7.

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—Por favor conserven la calma e inicien el protocolo de evacuación...— la grabación se repetía por todo el Distrito. Toda la gente descendía 40 pisos hacía el bunker. Me encontré con mi padre y James cuando Finnick y yo ayudábamos a los hermanos de Gale, parecían alarmados.

—¿Lo viste no es cierto?¿A Peeta?—James desvía la mirada y asiente, hay una lágrima que sale de su ojo y sé que sufre en silencio por su amigo.

—Tengo que ayudar a los demás—había olvidado que James ahora formaba parte de las fuerzas armadas del 13, pero también presentía que desde lo sucedido con mi mamá el trataba de contener todos sus sentimientos.

Nos asignan a una litera dentro del bunker, la gente parece hacer todo lo posible por mantener un orden, después de todo a ellos les han enseñado a vivir como soldados. Hay gritos que nos hacen incorporarnos del suelo, después un estruendo se escucha.

Han comenzado el ataque.

—¿Has visto a Katniss?, la perdí de vista apenas comenzaron a evacuar—no distingo a nadie conocido, los médicos llegan para asegurarse de que Finnick no la esté pasando mal a causa de los estruendos, pero el les dice que tiene su cuerda y que estará conmigo.

Poco después la mamá de Katniss llega.

—Amelia, ¿Has visto a Katniss? Dijo que buscaría a Prim pero no han llegado—

—Creí que estaban con usted...—la tomo del brazo y avanzamos hacia la entrada. Quedaba solo un minuto, tratamos de distinguir en la oscuridad, pero no hay nada.

''30 segundos para el cierre de puertas'' uno de los soldados se acerca hasta nosotras y comienza a sellar la entrada.

—Por favor espere, aún hay gente afuera—le digo al hombre.

—No puedo desobedecer una orden, es el protocolo—dice sin detenerse.

Entran justo a tiempo, la mamá de Katniss avanza hacia ellas, Katniss se ve molesta con su hermana por regresar por el gato, pero la abraza inmediatamente.

—¡no iba perdonármelo, tenía que ir por él!—nos sobresalta otro estruendo y nos asustamos por el alcance que puedan tener las bombas. James llega poco después, de inmediato avisa a Boggs que nosotros estamos bien y nos escolta hacia nuestros respectivos lugares.

—Sé que esto no puede gustarte, pero van a reducir el oxígeno, no sabemos cuánto tiempo estaremos aquí, el equipo médico también tiene lo necesario por si algo sucede...— lo tomo de la mano, un gesto que siempre hice desde que aprendió a caminar, aún muerde sus uñas cuando algo le preocupa.

—Voy a estar bien, además estaré cerca de donde están papá y tú—otro estruendo se escucha y algo de polvo cae sobre nosotros.

—Si quieres, puedes venir a cenar con nosotros, dicen que será una noche larga y yo tendré que ir a hacer algunas guardias... no quiero que papá esté solo, le va a traer malos recuerdos...—su voz se quiebra un poco y lo único que puedo hacer es abrazarlo, el corresponde de inmediato.

—En un rato más estaré ahí...—veo que Finnick aprieta los nudos que trata de hacer y se sobresalta cada vez que hay un estruendo. Yo también estoy asustada, pero sé que el sonido de las explosiones le recuerda aquella vez en la arena.

No digo nada, simplemente me recargo en su hombro y me aferro a sus manos. El aprieta de vez en cuando, ha dejado de temblar.

Después la electricidad comienza a fallar, eso no ayuda, las luces parpadean y aunque trato de fingir que no me afecta, sé que Finnick sabe que también puedo tener un ataque de pánico. Lo único que puede hacer es recostarnos en la cama, cerramos los ojos esperando que los ataques pasen pronto. Nuestras manos permanecen unidas todo el tiempo.