Amelia Allen es la vencedora favorita del Capitolio.
El Carbón que se convirtió en Diamante.
Pero el Distrito 12, su hogar, todos la juzgan, le temen y la odian.
¿Su error? Ser vencedora de los Juegos.
Ahora en los 74 Juegos del Hambre, debe de hac...
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Sebastian Stan as Dr. Ryan Clarke
20.
Explosiones, gritos, fuego y después ...silencio.
Confusión, llanto, ira, después silencio.
Paz.
Mis ojos se adaptan a la brillante luz.
—¿Amelia?— su voz es lejana, ligeramente familiar. —¿Amelia?
Es Finnick. Su risa contagia la mía, los busco en todas partes. Más risas. Sigue llamándome.
Después sus gritos me confunden y me aterran.
—¿Finnick?— esta en la orilla del mar, pensativo mientras parece recolectar algo. El reconoce mi voz y sonríe.
Besa mi mejilla, después mis manos. Caminamos en silencio, hay tanta tranquilidad.
—Observa la arena, tienes que seguir sus pasos...— miro al suelo. Hay pequeñas huellas frente a nosotros.
—¿También vendrás?— le pregunto cuando el comienza a alejarse, sonríe y se sienta, ahora contemplamos el atardecer.
—Creo que estaré un rato más aquí... me gusta la vista— una lagrima se asoma en sus ojos y sigue sonriendo.
—Te veré después— por alguna razón doy media vuelta y comienzo a caminar. Las huellitas no parecen tener fin.
He caminado por horas y todo esta tan tranquilo. Cuando me giro en busca de Finnick, el no está. Lo llamo varias veces, pero no responde. Las huellas comienzan a desaparecer y luego la noche se hace presente. Me recuesto en la arena y el sueño me invade, observo las estrellas del cielo y finalmente cierro los ojos.
Paz.
Dolor.
¿Entonces porque aún hay ruido en mi mente? ¿Qué clase de pesadilla es esta?
Muevo mis brazos pero parece como si estuvieran aplastados. No puedo abrir los ojos y el sonido de las olas está cada vez más lejos.
—¿Amelia?— un destello pasa cerca de mí.
—Finnick...— mi voz se corta. ¿Por qué duele tanto hablar?
Una vez más mis ojos se adaptan a la luz. Hay siluetas que no puedo distinguir bien. No puedo moverme, provoca mucho dolor. Hay otro destello que me hace cerrar los ojos bruscamente.
—¿Amelia me escuchas? — asiento a su voz, suena familiar. —¿Puedes abrir los ojos?
Mis ojos arden, trato de mover mi brazo para ocultar mi rostro.
—No Amelia, despacio— me esfuerzo por enfocar a la persona que me habla.—Es riesgoso.
—¿Ryan? — el mencionado suelta un suspiro de alivio mientras se acerca rápidamente a mí. Hay explosiones al fondo—¿En dónde estoy?
