PARTE TRES.
Los recuerdos cada vez duelen más, los doctores dicen que no debo de revivirlos cada que me pregunten por mi salud, como si eso fuera posible. A mi alrededor no hay nada, solo monitores que suelen revisar los médicos varias veces al día.
Dicen que pudo ser peor y que esos días de tortura fueron perfectamente planeados para que yo sobreviviera, pero al final su entretenimiento dio un giro inesperado.
Dicen que pasaron hasta 9 días para que yo recobrara la conciencia y hasta hace apenas cuatro pudieron retirar la sonda de alimentación de mi cuerpo.
Haymitch me envía cartas solo de vez en cuando, lo han mantenido sobrio por un buen tiempo y por lo poco que puede escribir, me dice que Finnick sigue en recuperación después de sufrir un shock emocional, pero no quiero verlo, al menos no antes de mi visita al Distrito 12.
El Distrito 12, o más bien lo que queda de él. Asimilar aquella tragedia era algo con lo que aún lidiaba, no es fácil decirle eso a alguien en cuanto recupera la conciencia y está rodeada de desconocidos.
Al menos Plutarch Heavensbee debió de tener más tacto. Se dice que en cuanto rescataron a Katniss, el presidente ordenó una masacre en el Distrito 12 y solo una menor parte logró sobrevivir a él. Por supuesto que eso me alertó de inmediato y fue inevitable tratar de buscar a mi familia.
Mi padre y James ayudaron a Gale a rescatar a tantos como pudieron y mi madre... ella no lo logró.
Según Haymitch, ella participó en la evacuación hasta que un escombro en llamas la atrapó cuando persuadía a los Mellark a salir de la panadería. No sé como reaccionar a ello, no he podido llorar.
Trato todos los días de convencer a mi mente de ser fuerte y salir adelante igual que siempre, pero las noticias no mejoraron. No pasó mucho tiempo después para enterarme de que tienen a Peeta en el Capitolio, no quiero decirlo en voz alta, pero puedo asegurar que también lo torturan. Y es algo que nunca me perdonare. Yo debía de salvarlo.
—Señorita Allen... ¿está con nosotros? — me pregunta una enfermera con cautela. Hacen esas preguntas seguido, los doctores dicen que no pueden darme de alta hasta que pueda mantener mi atención en el mundo real.
—Solo pensaba... en mamá— la enfermera inspecciona mis ojos y mis signos vitales mientras hace apuntes.
—Sé que es difícil, pero estoy segura de que pronto podrá ver a su familia, además su avance ha sido mejor de lo que esperábamos, ha sido un mes difícil—asiento lentamente mientras ella me deja un uniforme gris a un lado de la cama y camina hacia la puerta.
—En unos minutos podrá salir de esta sección y le asignaran un cuarto—le agradezco en voz baja mientras me pongo el uniforme. Los guardias me rodean una vez que salgo del área médica, después nos perdemos en la multitud hasta que me conducen hacia un elevador, es ahí donde veo al Distrito 13 en su máximo esplendor.
Si me hubieran dicho hace un año que este distrito estaba observando y preparando una revolución por décadas, probablemente hubiera creído que era una locura. Ahora puedo ver que la vida tan organizada que llevan fue clave para su supervivencia, dicen que no todos tienen permitido salir y que han ocultado su armamento nuclear por décadas, hasta ahora.
—Habitación designada para la señorita Allen— habla uno de los soldados. — los doctores solicitaron que no se permite a más personas en un mismo cuarto.
Sus ojos miran extrañados la petición autorizada por la misma presidenta del 13, sin embargo, no se atreven a cuestionar mi ''privilegio''.
Yo lo tengo más claro.
A nadie le gustaría escuchar mis pesadillas.
A diferencia del Capitolio donde usaban todo tipo de productos en la ducha, en el Distrito 13 el agua tiene un límite, solo hay dos productos básicos y el agua esta tibia. Hay un pequeño espejo frente a la llave y es la primera vez que observo mi cuerpo, sin duda he perdido peso y he desarrollado un tic nervioso en mis mis manos. Hay pequeños hematomas en mis brazos y abdomen a causa de las agujas que me han mantenido con vida durante un mes, tratando de sanar heridas que el tiempo jamás podrá cerrar.
Cuando estoy decidida a dormir, mis pies se mueven en pequeños pasos hacia la salida. No suelo tener la misma fuerza que hace tres meses y al poco tiempo tengo que apoyarme en la pared mientras sigo avanzando. A juzgar por el reloj digital que hay cada 10 metros, son las diez de la noche.
Al pasar el ascensor me detengo al escuchar una voz familiar. Me giro lentamente mientras veo como una persona camina de manera apresurada junto con un joven.
—¿Lía?— sus ojos grises me miran incrédula y antes de que yo diera un paso, ella corre hacia mí mientras me abraza. Sus brazos tiemblen mientras yo correspondo al gesto.
No se cuanto tiempo pasamos así, pero al separarnos, Katniss y yo sabemos que mientras nos tengamos una a la otra, nadie podría vencernos.
N/A.
TERCERA Y ÚLTIMA PARTE DE AMELIA.
No he querido dar muchos detalles, prefiero ir desarrollando las ideas en los próximos capítulos.
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AMELIA | THG
FanfictionAmelia Allen es la vencedora favorita del Capitolio. El Carbón que se convirtió en Diamante. Pero el Distrito 12, su hogar, todos la juzgan, le temen y la odian. ¿Su error? Ser vencedora de los Juegos. Ahora en los 74 Juegos del Hambre, debe de hac...