Amelia Allen es la vencedora favorita del Capitolio.
El Carbón que se convirtió en Diamante.
Pero el Distrito 12, su hogar, todos la juzgan, le temen y la odian.
¿Su error? Ser vencedora de los Juegos.
Ahora en los 74 Juegos del Hambre, debe de hac...
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La Emperatriz.
De origen latino: Imperatrix. La que rige un imperio.
Es sensible, franca y muy buena amiga. Es decidida en sus objetivos. Es la magia total y preparada para liderar una guerra... para cambiar el curso de la historia.
—Papá...— parece salir del trance que tiene mientras dobla los uniformes que tiene en un cesto una y otra vez. Estamos en silencio un buen tiempo hasta que solo se escucha como arrastra la silla y extiende sus brazos.
—Nos dijeron que no sobrevivirías... tu madre... ella... no podía perderte a ti también— Aún no se que decirle, porque las palabras forman un nudo en mi garganta. El se arrodilla y se aferra en mis piernas y pronuncia las únicas tres palabras que siempre quise escuchar.
''Por favor perdóname''
Hablamos en las horas siguientes sobre la vida, sobre el futuro, y aunque hace un año no me hubiera imaginado estar conversando con mi padre con facilidad, hay una parte que me dice ''Amelia, tienes que avanzar, como siempre lo has hecho''
Tal vez es porque estoy muy cansada, tal vez solo quiero un momento de paz. Tal vez quiero tener esa vida a la cual siempre me aferraba en mis sueños.
Por que solo tal vez, pueda tener la posibilidad de tenerla.
Cuando mi hermano llega a la habitación, llegamos a un punto donde creemos que inundaremos el distrito 13 de todas esas lágrimas, le pido perdón a mi hermano porque no pude cuidar a Peeta y lo del Distrito 12 pero él insiste que no ha sido culpa mía y se asegura de que yo esté tranquila después de un ataque de pánico. Él dice que no tengo que darle explicaciones, que ha entendido que todo lo que hice fue por su seguridad, que yo menos que nadie debo de cargar con ello.
James me cuenta que ahora está en el área militar con Gale mientras mi padre en las cocinas. Ambos buscan tener su mente enfocada en otras cosas y no dejarse vencer por la pérdida de mi madre. Después de todo, ellos siempre estuvieron todo el tiempo con ella.
Nos unimos a la mesa que comparte la familia de Katniss y de Gale, los más jóvenes hacen que la comida sea más amena, pero mi amiga y yo solo observamos el plato.
Lo único que logra que regresemos a la realidad es el himno de Panem que se escucha por todo el comedor. De pronto todo esta en silencio, excepto la voz de Caesar Flickerman.
—Querrás ser testigo de lo que sucederá esta noche...—la cámara se aleja de su rostro— se ha especulado mucho sobre lo que realmente sucedió el día del Vasallaje. Para aclarar las cosas, tenemos un invitado muy especial.
Katniss, James y yo nos levantamos del asiento al ver algo que no creíamos posible.
Peeta Mellark está vivo, y se ve en perfectas condiciones. James sigue a Katniss de manera cautelosa, porque ella tiene los ojos rojos y si fuera más alta, estaría a punto de abrazar el televisor. Yo tengo que sentarme un poco a causa de varios efectos del medicamento que me dan en la enfermería para ''mejorar mi salud'', Gale me pasa un vaso con agua, cosa que agradezco mientras mis ojos siguen fijos en Peeta.
