Capitulo 3

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Darren

Estaciono mi auto entre los tantos otros que se encuentran fuera del edificio. Es nuestro primer día de clases por el cual Devon no esta muy emocionado, en cambio para mí representa mucho, por lo que fui su despertador. Vivimos en el mismo apartamento, que no está nada mal para los dos, no quería compartir mi espacio con nadie más, y nada que un poco de dinero no logrará al menos mi comodidad, porque mi mejor amigo si quería convivir con más compañeros. Para mí ya es suficiente con tener que verlos en clases y reuniones por lo que me resta de carrera.

—Considero que está clase es demasiado temprano —Se queja Devon, sin quitarse los lentes de sol que esta usando para cubrirse los ojos como si tuviera resaca, le da un sorbo al café que tiene en su mano con desanimo.

No soy un idiota deslumbrado por la universidad como mi amigo que mira todo con mucha atención, sin poder evitar sonreirle a cuánta chica nos encontramos en el camino al salon. Ya es algo a lo que estoy acostumbrado, al menos por ahora no se nos acerca nadie, lo que si comenzara a ocurrir cuando Devon haga de las suyas siendo social.

Nuestra primera clase de los lunes es de Introducción a la Econometria, Devon cuando vio el horario se quejo por lo «temprano», como si no tendremos que asistir y aprobar asi tengamos que «madrugar».

—Son las nueve de la mañana, Devon.

—Sabes que mi horario inicia a las once, esto es madrugar para mí.

Pongo los ojos en blanco por su estupidez, mi padre me acostumbró a despertarme a las cinco de la mañana, son pocas horas las que duermo, tomando en cuenta que suelo salir o quedarme cabalgando hasta la madrugada, y Devon... Solo es Devon, le gusta dormir, lo que necesita para no pasar el día jodiendome la paciencia con sus quejas, al menos está es la única clase que tenemos «tan temprano».

El salon está medio lleno cuando entramos, subo las escaleras buscando un asiento lo más lejano que puedo de los demás, Devon me sigue susurrando cosas que no logro entender que imagino que son quejas sobre lo poco que durmió por estar hasta la madrugada con sus videojuegos.

La puerta se cierra apenas tomamos asiento, un hombre de unos sesenta años con el cabello lleno de canas y regordete, vestido como un anciano de la época pasada deja sus cosas sobre el escritorio y nos mira con fastidio, es como si pensara que somos una manada de idiotas demasiado inferiores para estar frente a él. Primera materia y ya detesto al profesor, tampoco no es que me agraden muchas personas, por lo que esto será «divertido».

—Buenos días, jóvenes, soy el profesor Hartford, como es lógico los guiare este semestre en esta asignatura —Comienza a decir—. Veo caras nuevas y otras conocidas de semestres anteriores, por lo que repasare las normas que deberán seguir durante mis clases.

Devon suelta una risita de incredulidad. Está es la típica charla para infundir miedo. Que patético.

Las «reglas» comienzan a aparecer en la pantalla, todo el salón se encuentra sumergido en un silencio tenso, parece que algunos si le tienen miedo. Leo una por una evitando reirme por lo ridículas e innecesarias que son, tomando en cuenta que si llegamos a este nivel debe ser porque las neuronas no nos faltan. Devon se quita finalmente los lentes de sol dejando escapar un resoplido de fastidio.

Estamos igual, hermano.

Las reglas van desde no hablar en clases, reírse, comer, enviar papelitos con cualquier motivo, el uso del dispositivo móvil, el horario de clases, el cual recalca lo mucho que le molesta la impuntualidad. Esto parece más una academia militar que una simple materia de primer año. Nadie habla, solo se escucha su fastidiosa voz, hasta que...

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora