Capitulo 29

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Darren

Tengo lagunas mentales de las últimas semanas, no recuerdo mucho, honestamente nada de lo ocurrido ni de lo que hice o dije en esos dias. Me desperté un día y Alice se había ido, después de eso no supe de mi hasta despertar de nuevo en la habitación de Azalea con ella desnuda a mi lado y yo golpeado con el cuerpo tan adolorido que no me podía mover, y no precisamente por lo que fue muy obvio que hicimos sino por algo más que aun no logro recordar, temo que no logre hacerlo alguna vez.

No sentí mucho remordimiento por lo que hice con Azalea, me deje llevar por el mal sentimiento, el de abandono, como el hijo de puta que soy use en todos los sentidos a Azalea luego que se despertó a mi lado, y me quedé con ella hasta que logré recobrar un poco de la movilidad, en ese momento fue que me decidi a llamar a Devon para que me buscara.

Ahora estoy en el funeral simbólico en honor de Ralph y Marietta quienes murieron quemados en la casa donde vivi por años, nadie sabe lo que ocurrió, yo no recuerdo nada de esos días por el alcohol que consumi, solo se que los vecinos reportaron un incendio en la casa que luego de muchas horas de trabajo por parte de los bomberos encontraron dos personas dentro que terminaron calcinadas amarradas a unas sillas. Se presume que fue una venganza y no me extraña, Ralph Holt era un hijo de puta.

Ahora solo me queda... Nada.

Un rancho que atender, cuentas bancarias a mi disposición tanto de Ralph como de Marietta y nada más. No siento nada, los detestaba a los dos, no me duele que ya no estén, tampoco me alivia, porque lo que siento y en lo que llevo semanas sumergido es más grande y fuerte que todo lo demás.

—Cuentas con nosotros para lo que necesites, Darren, no estás solo —Me dice Arya. Lo estoy. Así me siento aún rodeado de un montón de personas que dicen que conocían a mis padres—. Quisiera que te quedaras en la casa unas semanas con nosotros, hasta que...

—Cariño, déjalo —Le pide René.

Aprecio su preocupación, se ven verdaderamente afligidos por la situación y queriendo darme un alivio que no llega por mucho que se esfuercen, no regresa aún con el paso de las semanas.

—Gracias, me quedaré con ustedes.

Arya y René me abrazan como si me estuvieran agradeciendo por aceptar su ayuda, la que no necesito, tengo lo que deseaba aunque quien hizo esto sobrepaso la raya de los límites del odio. A las autoridades les tomo semanas lograr identificar los cuerpos, se presume que fueron torturados por las posturas en las que quedaron sus restos, no se que le pudieron hacer a esa persona para ganarse tal final, pero nada bueno fue, se nota el odio.

Siento dos palmadas en mi espalda, de dos personas diferentes, de reojo a mi lado derecho noto que se encuentra Devon y en el izquierdo Hendrik, fueron quienes me ayudaron a salir de la habitación de Azalea sin hacerme preguntas, aun cuando me encontraron semidesnudo junto a ella. Me estan demostrando que son grandes amigos, les debo mi completa recuperación.

—¿Alguna novedad? —Le pregunto al rubio, baja la mirada triste, todos los días le hago está pregunta y su respuesta es la misma. Por un momento pensé que lo hacia para incubrirla al perder la confianza en mi por encontrarme poco despues que se fue en la cama con otra chica, pero no es asi, Hendrik tampoco sabe donde esta.

—Ninguna, solo se presume que hace aproxidamente dos semanas dejo Milán. Nadie sabe más de ella.

Nadie sabe de ella.

Nadie sabe cómo se pudo desaparecer una chica después de recibir el impacto de la noticia de la muerte de su madre.

Nadie sabe de Alice.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora