Capitulo 14

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Alice

El corazón me late enloquecido en el pecho, estoy comenzando a sentir calor aún rodeada del agua de la piscina. Me besa con tantas ganas, como si hubiese estado deseándolo todo este tiempo, No tengo mucha experiencia en cuanto a besar, pero me acoplo rápido, sus manos tocando mi piel solo me genera más humedad entre mis piernas de la que ya sentía desde que su aliento choco en mi oído.

Sus labios bajan a mi cuello y se me escapa un gemido avergonzandome, no se separa de mi ni deja que yo lo haga de él, me presiona más contra el borde de la piscina generándome una sensación agradable y desconocida. Se que no es correcto, es una piscina y estamos en casa de los padres de su mejor amigo, pero me encuentro deseando que me toque más y la ropa deje de existir entre nosotros.

Abro los ojos mucho mas avergonzada que antes por el gemido fuerte que sale de mis labios, al sentir su boca apretado uno de mis pezones sobre la tela de mi camiseta.

—Vas a despertar a todos, ángel —dice empeorandolo, siento el sonrojo en mis mejillas.

Deja libre mi pezón, y si no estuviera tan avergonzada, me quejaría, endereza la postura quedando frente a mí a solo centímetros de mis labios mirandome de una manera intensa que me hace temblar.

—Vamos a dormir —dice.

Parpadeo varias veces, abro la boca y la vuelto a cerrar sin saber que responder.

¿A dormir? Pero, si...

—¿A dormir? —repito la pregunta que me hice con un claro tono de incredulidad, suelta una risita y acaricia mi nariz con la suya, dejo de rodearlo con mis brazos notando la diversión en su mirada.

¿Se está burlando de mí?

—Si, a dormir, ¿o tienes algo más en mente, ángel?

De nuevo me dice así, la molestia se me pasa solo por un segundo, frunzo el ceño intentando liberarme de su agarre.

—No, es tarde. Lo mejor es ir a dormir.

No me deja alejarme, camina conmigo a cuestas sin soltarme por la piscina, tiene una bonita sonrisa que me gusta, sin embargo, sigo sintiendo que se está burlando de mí.

Sube las escaleras con facilidad y no me baja por más que intento que lo haga para mayor comodidad, entramos a la casa mojando todo el piso, ni por eso se detiene. Que vergüenza con Arya cuando vea el desastre que hicimos en su casa.

—Bajame, puedo caminar sola —Me quejo de nuevo notando su intención de subir las escaleras conmigo.

—No, haz silencio si no quieres que todos se despierten.

Resoplo sin saber cómo sentirme, no puedo negar las ganas que tengo que seguir estando cerca de él. Lo bese porque quería y también porque me emociono que me dijera que esa chica buena que tanto le gusta soy yo, no otra como lo llegue a pensar.

—Esta no es mi habitación —susurro, notando el camino que esta siguiendo.

—Lo se, te dije que iríamos a dormir, y eso haremos, pero en mi cama.

«¿Dormir juntos?».

Nunca he dormido con alguien que me guste, solo lo he hecho con Hendrik y mi mamá, eso no cuenta. Abre la puerta con facilidad y finalmente me deja sobre mis pies, el charco en el piso se hace más grande cuando se da la vuelta mirándome con la misma intensidad que hace unos minutos.

—¿Quieres que te cargue de nuevo hasta la ducha? —pregunta con diversión, me muevo inquieta negando con la cabeza—. Bien, duchate mientras te busco una camiseta para que te cambies, ¿o quieres que lo haga contigo? Estoy abierto a las opciones.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora