Capitulo 54

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Alice

El vestido rojo que elegi lucir esta noche se ciñe a mi cuerpo marcando mis siete meses de embarazo, mi cabello castaño cae en ondas a un lado dejando mi hombro al descubierto, el vestido es al cuello mostrando mi espalda desnuda, me hice un maquillaje ligero resultando mis labios gruesos con un labial rojo. Me arregle demasiado para las pocas ganas que tengo de salir de la casa, me siento incomoda asistiendo al cumpleaños de Astrid, más porque lo hare sola, Isaac se va a quedar con Milán para según él no tener que fingir ante todos que nuestro matrimonio va bien cuando la verdad es que cada dia parece ser peor que el anterior por la enorme distancia que nos separa.

Ivanna regreso hace una semana a su casa y se siente su ausencia, ya quiero otro hijo y ni he tenido este que sigue sin dejarse ver.

—Te ves muy bonita, mami, ¿verdad, papi?

—Si, muy hermosa —No me mira, no lo ha hecho desde que entré a la sala de juegos donde están viendo la película. Sabe de los resultados, no mostró ninguna emoción, solo se encogio de hombros y me dijo que ya lo sabía, nada más, es la conversación más larga que hemos tenido en mucho tiempo.

—¿Regresas temprano para leerme un cuento, mamá?

—Lo intentare, muñequito, puede hacerlo papá también si te da mucho sueño antes de que llegue, ¿está bien?

Asiente no muy satisfecho con mi respuesta, me quiero quedar con ellos, pedirle a Isaac esa explicación que lleva meses creando está barrera entre nosotros, sin embargo, me siento tan cobarde por lo que pueda decirme que ni lo intento. Al menos así vivo en la ignorancia y lo tengo conmigo, a medias, si, pero aqui con nosotros.

—¿Me dejas darle un beso? —susurra, mirándome el vientre, cada día me cuesta más caminar con el, se me hace un nudo en la garganta y me pican los ojos por las ganas de llorar, solo asiento dándole la autorización que jamás ha necesitado para hacerlo.

Se acerca a acariciarme, mientras Milán me abraza por el cuello, le doy besos ruidosos por todo el rostro que lo hacen reír mientras Isaac besa y susurra palabras que arabé que no entiendo, parece que ahora es el idioma que usan él y Milán para comunicarse, antes era el portugués, le ha ido enseñando distintos idiomas sin que nuestro hijo lo note.

Cuando se incopora noto la humedad en la tela de mi vestido y como lucha por desaparecer el rastro de su rostro para que no lo notemos, falla, ya lo ví, Milán no.

Dejo en beso en la frente de Milán y me pongo de pie huyendo de Isaac y lo que me hace sentir, nos estamos matando mutuamente, nuestra cobardía, la barrera y las mentiras, todo duele demasiado.

El chófer me deja en el apartamento de Astrid unos treinta minutos después, es donde decidieron hacer la pequeña celebración, nada muy grande, su familia y amigos cercanos. No pude decirle que no cuando me invito con tanta timidez que hasta se sonrojo al preguntarle que le gustaría que le comprara de regalo, me dijo que no me preocupara, como si le fuese hacer caso a alguien, le compré una cartera Louis Vuitton, es sencilla, la ví y pensé en ella, espero que le guste.

Me dejan subir en la entrada guiandome al ascensor, sé cuál es el piso y número de apartamento, siento que quizás me arregle mucho ahora que lo pienso, los pies ya se me están comenzando a hinchar, eso quiere decir que dentro de poco no tendré tacones que ponerme, me he acostumbrado tanto a ellos que se me hace incómodo usar otro tipo de calzado en mi dia a dia.

Geovenna me recibe sonriente en la puerta, me dejo abrazar por ella, hoy sus ojos castaños parecen brillar. Cómo lo imaginé no hay muchas personas en el apartamento, tampoco es muy grande, imagino que para ella y Darren debe ser suficiente, por lo que se él también tiene el suyo.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora