Alice
El problema que tenemos Hendrik y yo con llegar tarde a todos lados se lo heredamos a nuestras madres. Para los Thompson perfectos es sinónimo de irresponsabilidad e irrespeto. Es inaceptable que se vea en la familia, por lo que mi mamá me ayuda a guardar el secreto para evitar regaños. Tanto para mí por ser una decepcion para el apellido, como para ella por no saber criarme de acuerdo a las estrictas normas impuestas por Iván, eso es lo que él diría de descubrirnos.
Lo hemos intentado muchas veces sin éxito alguno. Si llegamos tarde a nuestro baile y casi a la graduación, dudo que logremos cumplir con esa regla del dictad... Profesor Hartford. Ya lo vemos como uno de nuestros muchos talentos. Sin embargo, esta mañana lo intentamos, razón por la que corremos por los pasillos rogando llegar al salón del profesor Hartford antes de que cierre la puerta.
Siento que voy a derramar el café por la velocidad en la que mis piernas se mueven.
—¡No! —grito con todas mis fuerzas cuando la puerta comienza a cerrarse.
Lo veo en cámara lenta. Hendrik logra meter el pie evitando que se cierre la puerta en nuestros rostros, pero en un acto de total mala suerte, despues de entrar al salón gracias a la hazaña de mí amigo, me tropiezo soltando mi café que cae directamente en mi camiseta empapándola por completo.
Agradezco haberlo pedido frio, porque seria más vergonzoso estar gritando debido a las posibles quemaduras que dejaría en mi piel el líquido hirviendo.
—¡Señorita Thompson! —El tono de regaño me hace mirar al profesor, Hendrik me levanta por la cintura del piso.
Soy un desastre.
Al menos no se estan riendo de mi, el salón se encuentra en silencio.
—Llegamos a tiempo —Se queja mi amigo, mi respiración está agitada por el ejercicio que no acostumbro hacer y me está comenzando a dar frío por la camiseta humeda, el profesor nos mira como si fuéramos estúpidos y ahora si escucho las risitas de mis compañeros.
—Llegaron a tiempo, si, pero mire el desastre que hizo su compañera, Wesley —Lo regaña, me mira directo a los ojos—. Tiene cinco minutos para cambiarse y regresar a la clase, señorita Thompson, me distrae a los demás estudiantes.
Señala con molestia y desagrado mi camiseta, bajo la vista y siento que me sonrojo, mi camiseta es blanca y mi sujetador es negro, el cual está a la vista de todos.
—Vamos —Tiran de mi brazo.
—¡Holt, no tiene permiso de salir!
Giro para notar que no es Hendrik quien intenta sacarme del salón, sino Darren que tiene una expresión de molestia que no puede ocultar, está demasiado serio y mira de manera retadora al profesor.
—Saldre porque tengo ropa para que se cambie, a menos que quiera verle el sujetador toda la jodida clase.
Abro mucho los ojos y la boca sorprendida por su tono y palabras, Hendrik también lo hace y traga grueso, pero la sorpresa dura poco, reacciona en segundos y abre la puerta para que salgamos. Darren no espera respuesta del profesor, me arrastra fuera del salon poniendo su bolso en mi pecho en un intento de cubrirlo.
Caminamos hasta su auto en silencio, se detiene para abrirlo y hacerme entrar en el. Espero pacientemente en el interior mientras busca en la maleta, dejo los bolsos sobre la alfombra acolchada del auto.
Que vergüenza ahora seré la chica que le mostro el sujetador a toda la clase.
—Toma, póntela. Creo que te va a quedar grande —Me dice entregándome una camiseta negra que parece ser suya, se sube también al auto ocupando el asiento del chófer, miro a mi alrededor incómoda—. Tenemos cinco minutos, Alice.
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Obsesión
RomanceNunca imaginé que un amor tan bonito se convertiría en una obsesión. A veces solo me pregunto ¿Que no vi?, ¿Como no lo noté? Su amor solo nos causo dolor. ----------------------------------------‐------------------------------------------ Esta hist...