Capitulo 57

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Alice

No me siento fuerte ni creo que pueda serlo si él no regresa, perdí el sentido de las horas y los días, la sensación tan igual y desagradable por el recuerdo de la que vivi con mi mamá no me abandona.

Austin ha estado inquieto, se mueve recordándome que está ahí y que no debo rendirme, tengo dos hijos, tenemos dos hijos, ¿que les voy a decir cuando me pregunten por su papá? ¿Dónde está nuestra promesa de otros tres, inclinarme frente al mar y la renovación de votos en una boda soñada? No puede dejarme como lo hizo mi mamá.

La muerte no nos puede separar, no puede.

Christine no se ha movido de mi lado, está tan destrozada como yo, es su único nieto, lo que le queda de su hijo, no imaginamos una vida sin Isaac a nuestro lado.

Se quién es el culpable de esto, lo apuñale con aquella navaja que guardaba en su auto con la que «no le haría daño a nadie», todo fue una mentira desde el principio y hasta se la crei, sentí lastima por él, también culpable por lo que le hice, mientras que a escondidas no era más que un asesino con las peores de las intenciones, que por ingenuidad deje entrar a mi vida y estar cerca de mi familia.

Reconocer la navaja me paralizó, escuchar su voz me rompió y mirarle los ojos me condenó. Todo el tiempo fue él.

En dos ocasiones lo ví sin la careta tras la que se ocultaba, en mi fiesta de cumpleaños en medio de la discusión y la mañana siguiente en el hotel. Mientras esperaba por la ambulancia con Isaac que no me respondía desangrándose sobre la cama, Darren no dejaba de repetir que era su ángel y que nunca dejaría de serlo porque me marco y desde que ambos me probaron me converti en su perdición, ¿se puede estar con los personas diferentes que conviven en el mismo cuerpo? Yo lo hice. Lo sentí distinto esa mañana en el hotel a las afueras de Houston, su manera de tomarme, lo que me dijo al oído, todo lo fue y eso debió disparar las alarmas en mi, más no fue asi porque simplemente no pude imaginarme las razones de su cambio, no llegue a pensar el nivel de maldad que guardaba en su interior.

Quiero llorar, llorar y llorar, ruego que Isaac despierte, que siga cuidando de nosotros, ¿que estoy pagando para que me pase todo esto?

Si tan solo... Si tan solo no me hubiese gustado y enamorado de él, nada de esto estaría ocurriendo, nada.

Mi amor por él no fue lo suficientemente grande para hacerme regresar a su lado y el suyo fue tan enfermo que se convirtio en una obsesión como escuché a Devon decir en medio de susurros a Hendrik. Lo nuestro fue la historia de un amor que solo trajo destrucción.

Hendrik y Devon se intentan poner de pie cuando lo hago, tienen a las hermanas Hamilton a su lado. Me cambie de ropa, también me duche intentando eliminar su sangre de mi cuerpo, la sangre del hombre que amo mezclada con él que planee siendo una chica mi futuro. Un futuro lleno de sangre y dolor sin saberlo.

Quiero estar sola, necesito unos minutos sin que me vean como a esa Alice débil que recuerdo llorando la perdida de su mamá, debo encontrar la fortaleza para hacerle frente a lo que esta ocurriendo, a mi esposo luchando entre la vida y la muerte, y dos hijos por cuidar teniendo uno creciendo en mi vientre. En este punto lo único que me calma es escuchar la voz de Milán, que no sabe lo que está ocurriendo, Tania le dijo que tuvimos que salir de viaje por trabajo, lo que lo tiene triste por estar por primera vez lejos de nosotros, de los dos a la vez y por tanto tiempo.

Me excuso para ir al baño, no es mentira del todo, voy más de treinta veces al día, me he obligado a comer y dormir un poco por mi bebé, Isaac no me perdonaría que lo pusiera en riesgo por él. La situación no me anima, no nos dan noticias que indiquen su mejoría, ni siquiera nos dejan verlo, está tan mal que solo podría ser peor para su estado.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora