Capitulo 21

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Darren

La piel que tanto he querido y hasta soñado con besar, la tengo expuesta ante mi. Dejo caer la manta que usamos en el río, recuesto a Alice sobre ella para que este más comoda y no se lastime la espalda por el heno debajo de nosotros. Con deleite beso y lamo cada rincón de su piel de porcelana tan delicada y suave. La erección quiere salirse de mi boxer, estoy más excitado de lo que alguna vez lo haya estado antes, sus gemidos llenan las paredes que nos rodean mientras la lluvia golpea fuerte sobre el techo.

Quise esperar a tenerla en mi cama, estamos relativamente cerca, sin embargo, se que será ahora porque dije que si la veía completamente desnuda no me iba a poder controlar y heme aqui cumpliendo. Ella así lo quiso y de esta manera será, sobre el heno apenas cubierto por una manta, en una noche lluviosa, rodeados de caballos.

Lamo y chupo sus pezones, son tan exquisitos como lo imagine, pequeños, pero no por ello me gustan menos. Compruebo una vez más que Alice Thompson es preciosa y perfecta para mí.

—Eres tan bonita, ángel —susurro en su oído estremeciendo su cuerpo—. ¿Sientes como me tienes? —La rozo con mi miembro sacándolo del bóxer buscando un alivio a mi dolorosa erección, esta tan húmeda que me empapa—. Te voy a hacer mía de todas las maneras posibles.

Su respuesta es solo gemir al sentirme. Su desespero es notable, yo estoy peor, he esperado tanto por esto. La beso incapaz de separar mis labios de los suyos y me guío con la mano hasta su hendidura. No puedo evitar gruñir comprobando lo estrecha que es.

Que delicia.

Se siente como el cielo, uno del que no voy a querer bajar o salir en mucho tiempo.

Bajo mi boca a sus senos dándoles la atención que se merecen, se retuerce de placer solo con lo que estoy haciendo con mis labios, apenas con mi glande y un poco más para no lastimarla al estar tan estreha por el tiempo sin tener a nadie dentro de ella, me muevo lentamente, torturandola, entro y salgo sin introducirlo por completo. Está tan caliente y húmeda que se siente como la tortura más placentera.

—Por favor... —suplica, tiro del pezón con mis labios robándole el gemido más alto que he escuchado salir de sus carnosos labios hasta ahora.

—Te sientes tan bien, me tienes en el cielo.

Me gustaría seguir con mi juego, pero ni yo mismo lo aguanto, le abro un poco más las piernas y empujo metiéndoselo todo. Se tensa y me aprieta, me cuesta moverme por como se siente estar dentro de ella. Se me escapa el aire en un intento de controlarme. No voy a querer nunca dejar de estar asi con ella, es tan placentero que no sé como no correrme solo por tenerlo en su calido y húmedo interior.

La beso de nuevo en los labios para que se relaje, tiene mucho tiempo sin estar con alguien y no quiero ser un bruto por más que es lo que mi instinto me pide, al menos no en nuestra primera vez, ya que no se dio como quería, más el placer es el mismo o mucho mayor del que me había imaginado.

Inicio lentamente, afuera, dentro, afuera, dentro, se va relajando poco a poco y comienza a disfrutar, pidiéndome más y más, que con todo el gusto le doy.

—Eres tan deliciosa —gruño—. ¿Te gusta?

—Si, me gusta —Gime totalmente perdida, sus labios están hinchados, las pupilas las tiene dilatadas, su piel está cubierta por una capa de sudor y sus uñas se clavan en mi espalda.

Deliciosa y mía.

—Que bueno porque te daré más. ¿Quieres más?

Acelero las embestidas y gime un «si» que me hace besarla, le devoro la boca mientras la sigo haciendo mía aumentando más y más, dejandome llevar por este deseo de ella que no parece tener fin.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora