Capitulo 12

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Alice

Detallo de nuevo la foto que puse de fondo de pantalla donde se aprecia a Darren acariciando a Drogon. Es un enorme caballo negro tan oscuro como la noche, bellísimo, que ya quiero conocer y aprender a montarlo. Vi varias fotos de Darren sobre el mirando el paisaje lleno de vegetación de fondo, es precioso. No he visto un lugar así, mi casa no es así, el único árbol que había en el jardín mi padre ordeno que lo cortaran porque me gustaba subirme en el, y «una señorita no debería hacer eso», según sus palabras... Por eso su favorita es Charlotte, yo no soy perfecta ni quiero serlo, me gusta hacer cosas que no son de «señorita».

Bloqueo de nuevo mi teléfono y la pantalla de ilumina mostrando la foto donde salimos mi mamá, Hendrik, Tania y yo en nuestra graduación. Lucimos tan felices, mamá no tenía la mascarilla de oxígeno y con ayuda a Hendrik se mantuvo de pie hasta que terminamos la pequeña sesión de fotos que nos hizo Carina.

Mi padre y Charlotte también asistieron, se tomaron un par de fotos y se fueron a seguir con sus obligaciones. Ellos no querían que mamá saliera en las fotos, me dolió tanto notar su expresión tras sus quejas, después de eso regreso a la silla de ruedas y Carina tuvo que conectarle el oxígeno porque se estaba alterando, lo que solo hizo que los dos perfectos Thompson la mirarán como si fuese un ser insignificante. Se que lograre sacarla de esa casa y brindarle una mejor vida, confio en que puedo hacerlo.

—¿Donde dejaste a tu osito? —Noto el sarcasmo en su voz, subo la mirada a la suya.

—Pense que te agradaba Hendrik —Le digo, por el tono que uso parece que le desagradara que me llame de esa manera y dando a entender que siempre estamos juntos, que no es del todo falso.

Se sienta relajado frente a mí en la mesa. Evito mirarlo demasiado, no quiero que note las ganas que tengo de finalmente besarlo.

—Me agrada, solo fue una broma.

—Nos hicieron un examen sorpresa y sigue en el salón —Le respondo ignorando mi pensamiento inicial por como me está sonriendo.

Un examen sorpresa, que para mí no tuvo nada de sorpresa, otro tema que estudie hace años, lo termine tan rápido que la profesora se sorprendió y reviso dos veces la hoja para verificar que en efecto estaba llena, lo que me tiene desde hace diez minutos aquí sola en una de las mesas que dan al exterior del edificio.

—¿Eres un cerebrito? El dictador te tiene como la estudiante modelo.

Hago una mueca y me comienzo a reír a carcajadas, admito que es apodo creativo el que le tiene al profesor Hartford, no llegue a imaginarlo si quiera.

—Reglas que soy la primera en romper, no puedo ser la estudiante modelo de esa manera —comento.

Hablo en clases, intercambio notas y llego tarde, ese adjetivo no se usará en ningún momento para definirme, soy todo menos eso. Los Thompson se han encargado todos estos años en recordármelo, por mucho que mis notas sean perfectas y sepa desenvolverme en distintas areas, no soy un modelo a ser como Charlotte. En ocasiones pienso que Iván cree que soy una falla en su perfecto linaje.

—Es un don el que tienen de llegar tarde —comenta, asiento distraída—. Podemos pasarlos buscando si quieren, para evitar que sigan llegando tarde.

—Aww, ¿serás nuestro reloj?

—Si con ello llegarán temprano, puedo hacerlo, nos queda de camino, siempre tengo que despertar a Devon, su horario inicia al medio día, para él asistir a esa clase es madrugar.

No sería una mala idea, así evitaríamos los regaños del dictador... El profesor Hartford.

—¡Hecho! A cambio el desayuno corre por nuestra cuenta —propongo, extiendo la mano y no duda en estrecharla con la mía cerrando el trato.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora