Capitulo 15

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Darren

Me muevo en la cama aún con los ojos cerrados, sonrío sintiéndola entre mis brazos, está de espaldas y mi erección está chocando con su pequeño culo.

La noche resulto siendo mejor de lo que me pude imaginar, que se corriera en mi boca y ser el causante de esa primera experiencia que se que disfruto por como gemia, me tiene con el mejor ánimo que en toda mi puta vida. La quiero a mi lado, ya no hay dudas, haré todo para tenerla, pero bien, por eso no la hice mía anoche, porque quiero hacerlo en mi cama, no aquí, dónde he estado con otras.

Beso su cabello sin quererme levantar, sin embargo lo hago, porque me está doliendo la erección que tengo, que este rozando con su culo no me ayuda. Anoche espere que se quedara dormida para darme una larga ducha y masturbarme con su imagen como inspiración.

Me cepillo los dientes y quito el bóxer al terminar entrando a la ducha, abro el agua y dejo que comience a correr, primero fría y luego tibia. Me tomo con la mano para terminar con el dolor, estoy tan duro, es como si tuviera meses en abstinencia y solo han pasado unas semanas desde la última vez. La deseo tanto que me tiene adolorido, subiendo y bajando mi mano en un intento de calmarlo.

—Oh, lo siento... Yo no quería... —La escucho decir, no detengo el movimiento de mi mano girandome un poco para mirarla, tiene el cabello revuelto y las mejillas sonrojadas, su mirada está en lo que estoy haciendo.

Me lo pone tan difícil.

—¿Necesitas... Algo? —Le pregunto con la voz agitada, debería detenerme, pero tenerla usando solo mi camiseta frente a mi es un incentivo para seguir.

La veo acercarse sin mirarme a los ojos, abre la puerta de la ducha y cuando llega frente de mí, sus ojos se posan sobre los míos, están oscuros de nuevo.

Le gusta lo que esta viendo.

Mi ángel no es tan inocente.

—¿Puedo hacerlo yo? —pregunta con timidez y hasta vergüenza, eso me hace detenerme, la camiseta se le comienza a empapar por el agua que sigue cayendo y ella no parece darse cuenta.

Quiere hacerlo.

La dejaré hacerlo, porque me resultará mucho más placentero.

Guío su mano sin darle una respuesta con palabras, gruño sintiendo su tacto suave y caliente, le cierro la mano alrededor e intento controlarme para no correrme solo con su mano. La rodeo con la mía e inicio el movimiento, que alterne la mirada entre lo que estamos haciendo y mis ojos, me tiene hinchandome más.

Se le agita la respiración, sus pezones se marchan por la camiseta empapada, la dejo seguir el movimiento sola y le abro las piernas comprobando que está húmeda. Quiero estrellarla contra la pared y clavarme en lo más profundo, tanto que grite y a la vez me pida más, pero aquí no, aún no me recuerdo.

Le meto un dedo y me aprieta en su mano robándome un gruñido de satisfaccion, me agacho un poco buscando mejor acceso a su boca. Está tan dispuesta y entregada, como lo he estado deseando. Le dejo la camiseta porque se que si se la quito, ya no me voy a poder controlar y ya me está costando demasiado hacerlo.

Le devoro la boca mientras introduzco el segundo dedo en su interior. Es estrecha, me aprieta y eso me hace gruñir deseando reemplazarlos por mi miembro que sigue masturbando con su mano.

Se nota su inexperiencia, sin embargo, es lo que menos me importa, porque la amoldare a mi. Saber que hay tanto que desconoce me excita de sobremanera, mi ángel que llevaré a mi infierno y del cual no va a querer irse jamás.

Hago círculos en su clítoris con mi pulgar y no lo resiste más, se corre en mis dedos apretandome con la mano, gruño dejando salir todo el contenido que cae en su mano. Tengo la respiración como si hubiese corrido un maratón y ella está peor, la sostengo de la cintura por temor que se caiga de culo en el piso.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora