Capitulo 55

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Isaac

Me acuesto en la cama apagando las luces de la habitación dejándonos en la oscuridad de la noche. Tres días hospitalizada de nuevo por las emociones fuertes, la consternación de lo sucedido con ese sujeto que fue un cobarde hasta para suicidarse la tenían al borde de un ataque de llanto, ni la cantidad que vomitó durante el embarazo de Milán se compara con todo lo que ha llorado en este, parece que nos persiguen las desgracias, ni siquiera yo he podido disfrutar de lo que tanto le pedi al cumplir todos sus caprichos.

Se que hice mal en no decirle la verdad, estaba al tanto por Iván como era ella, él fue tan estúpido que penso que no me daría cuenta como buscaba venderme a su hija mayor como si fuese un ganado. No me gusta Charlotte, nunca me ha gustado, tenia mi fama que me forje a pulso con mis incontables aventuras, muchas pasaron por mi cama, pero con la hermana de mi esposa la posibilidad nunca llego a mi mente, más bien sentía lastima por lo que estaba haciendo. De estar mis padres vivos, en ningun momento me habrían obligado a casarme, menos por conveniencia, ellos se amaban y querían lo mismo para mí, que obtuve al lado de una loca que come como cerda y me domina como no lo crei posible.

La vi en el bar, la reconocí y por eso me acerque, al hacerlo detallándola mejor me recorrido un escalofrío, era como verme a través de un espejo un año atrás cuando mis padres fallecieron. No dure mucho en enterarme de lo ocurrido con Fernanda, e hice lo que tenía que hacer.

Y la vida es tan incierta que me termine casado con ella y amándola después, verla con lo que puse en ella creciendo me llenaba más el ego. Le baje el cielo, todo lo que me pedía y lo que no, se lo daba, y cuando nació Milán, algo termino de encajar, ellos dos, mi familia, lo que no sabía que necesitaba para curar mis heridas, por ellos siempre daré todo lo mejor y lo peor de mi.

La cama se hunde a mi lado, estoy ganandome el premio a la cobardía, el vacío en mi pecho de no tenerla como siempre la he tenido me desespera.

—¿Estas bien? —Le pregunto, apenas en un susurro.

No puedo verla, sigo de espaldas, así hemos dormido estos meses, ella por el embarazo y yo para que no me vea llorar como un cobarde por la situación que se me está escapando de las manos. Mi abuela no ha dejado de llenarme de regaños desde que se entero, más porque he sido demasiado paciente esperando que me de la oportunidad de explicarle todo sin presionarla, no entiende que el temor de perderlos va más alla de que me ignore, su embarazo es riesgoso, alterándola solo puedo conseguir otra amenaza no solo de aborto sino también de su vida. Los doctores que busque para ella en Italia fueron muy claros, cero emociones fuertes para el correcto desarrollo y llegada a termino del embarazo.

—Podria estar mejor. Austin se está moviendo mucho, está inquieto.

Me doy la vuelta llevando sin preguntarle mis manos a su vientre, cuando Milán casi gritamos como padres primerizos que éramos al sentir sus primeros movimientos.

La sensación de sus movimientos dentro del cuerpo de mi esposa es una de las cosas que amo, toda la experiencia de Alice embarazada de mis hijos la amo, si me pide que tengamos diez más, se los daré sin problemas, pero a ella a ninguna otra.

Hola hijo, soy tu papá —susurro, sobre la camiseta que trae puesta para dormir, una de mis camisetas.

Muevo mis manos sintiendo como parece estar nadando o bailando dentro de su madre, a muchos les puede parecer una tontería, pero sus respuestas al escuchar mi voz me conmueven hasta las lágrimas, amo mucho a mis hijos desde que supe que venían que camino y que reaccionen ante mis palabras me hace saber que el sentimiento es mutuo. Es un lazo entre nosotros que nada ni nadie puede borrar.

Me seco las lágrimas con la tela de la camiseta, también me pongo sensible con los embarazos, no se cómo explicarlo, es la incredulidad de tener algo tan maravilloso, de ser parte de ello, cuando antes pensaba que no tenía nada, solo vacío y dolor.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora