Capitulo 42

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Isaac

Todo es una absoluta mierda desde el evento de presentación de la empresa en Austin, bueno no del todo, porque nuestro hijo no lo es, todo lo demás si, esta vez debi negarle algo por primera vez a mi esposa, su idea solo nos ha generado dolores de cabeza y estrés que debo manejar de la mejor manera por ellos, mi familia.

Camino de un lado a otro en mi oficina, con una copa de whisky en la mano. Son las cinco de la tarde, debo regresar a la clinica dónde trasladaron a Alice en la mañana para quedarme con ella en la noche. Hendrik es su cuidador mientras, no quiero a nadie más cerca ni de ella ni de mi hijo, que juro que es mío y ese aparecido con sueños de conquista hacia mi esposa no me lo quitará, a ninguno de los dos. He perdido demasiado ya para dejarle el camino tan fácil, no cuando nos ha costado llegar hasta aquí.

Nadie sabe lo que viví con Alice esos meses, lo perdida que estuvo por lo de su madre, todo lo que yo sufri un año antes y aun junto con ella segui experimentando. Yo no estaba estable y seguía huyendo de mis responsabilidades, sin embargo, no pude hacerla a un lado. Nos perdimos en el más profundo y oscuro abismo, pero en ese mismo lugar nos volvimos a encontrar en medio de nuestro caos.

El teléfono de mi esposa sigue sonando sobre el escritorio, con llamadas desesperadas de Charlotte, he ignorado cada una de ellas, Alice no lo pude saber, al menos no por ahora.

Saco el mío del bolsillo y presiono el contacto de mi abuela, me contesta al segundo tono informándome sobre su posición, está con Milán paseando por la ciudad como se lo pedi. Mi abuela Christine es otra pieza importante en mi vida, que no note hasta tuve a Milán en mis brazos, todos sus regaños e intentos de ayudarme tuvieron sentido, no dejaría lo que no haría por mis hijos si llegaran a estar mal.

Mis hijos, los dos.

Existio una pequeña duda, tan pequeña, por lo adelantado del parto. Cuando conocí a Alice no había pasado mucho desde que se había ido de Houston, pero me niego a creer que Milán no es mío. Detallo la foto que tengo de los tres en Disney en la pantalla del teléfono, dónde nos abraza por el cuello como suele hacerlo. Es mío y de su madre, nuestra mezcla y creación, no es de él y si esto lo está usando para hacerme dudar y dejarla, no lo logrará, no somos una simple pareja de casados, somos mucho más, lo malo que termino siendo bueno, creando a alguien tan perfecto como Milán.

Tocan la puerta de mi oficina, autorizo la entrada. Se me tensa la mandíbula controlando los niveles de rabia que me produce el sujeto frente a mí.

Mis padres no, mi abuela si, me enseño mucho sobre el comportamiento que debia mantener ante los extraños, entre ello la mirada altiva, no mostrar emociones y estudiar al enemigo para saber por dónde atacar, ¿El punto débil de él? El amor que dice sentir por mi esposa y los celos que le nublan la razón, ni siquiera con la pareja al lado sus ojos se apartan de ella. La quiere para él, esta esperando la minima oportunidad para reclamarla como suya. Me hace gracia que piense que Alice es esa clase de mujer que se deja dominar, aceptando ser una cosa propiedad de alguien, un simple trofeo para lucir y presumir, no tiene idea de quien es la mujer que tanto desea recuperar.

—Sabemos lo que ocurrió, nos llamaron de la oficina —Me informa Devon.

Asiento pidiéndoles que tomen asiento, termino el contenido de mi copa de un trago. Me cuesta no partirle la cabeza al sujeto por toda la angustia de las últimas horas, pero no le daré el gusto de hacerse la víctima, tampoco le funcionaría con ella, detesta a quien lo hace.

—Quiero aclarar un par de puntos antes, porque está demás recalcar que esta situación la voy a manejar yo y no quiero a nadie interfiriendo en ella —Les advierto.

Puedo ser agradable, sociable como mi esposa, porque eso nos enseñaron, sin embargo, cuando la situación sobrepasa los límites y los incluye a ellos dos, que son todo para mí, y que sin saberlo me dieron lo que tanto buscaba, me pudo convertir en la peor pesadilla de cualquiera.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora