Capitulo 20

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Alice

Pasamos todo el camino desde mi residencia a la salida de la ciudad con destino al rancho de los Holt cantando, bueno, yo, Darren se dedico solo a escucharme en mi intento de llenar el silencio con mi no muy priviligiada voz, no es que se hubiese quejado ni una vez de ella, como si lo hacen mi mamá y Hendrik cada que me escuchan cantar, a Darren parecía gustarle, y ni por presión que ejerci sobre él quiso cantar conmigo.

El camino se me hizo muy rápido, no me extraña que Darren y Devon viajen todos los fines de semana para compartir con sus familias, logrando regresar justo a tiempo para asistir a las clases del profesor Hartford. Me habría gustado contar con esa posibilidad, como si la tiene Charlotte y no la aprovecha, pero como siempre Iván hizo su voluntad en mi vida alejándome de la persona que más amo, la que me ha impulsado a seguir trabajando por cumplir mis sueños sin rendirme, mi mamá.

No pensé que el rancho me llenaría de tanta tranquilidad como lo hace, ahora entiendo la razon por la que a Darren parece gustarle tanto. Apenas llegamos me impresiono el enorme terreno con el que está rodeada la casa. Todo demasiado verde y bonito, mi parte favorita son los rosales enormes que adornan la entrada y parte de la casa, que cuenta con un estilo rústico sin quitarle a la hermosa arquitectura que le aporta mas valor a la propiedad en si.

La emoción difícil de ocultar de Darren por tenerme aquí me conmovió. No me dio tiempo de cambiarme, ni de bajar las maletas del auto para subirlas a la habitación, me arrastro a las caballerizas donde pasamos casi una hora cepillando a Drogon. En persona es mucho más impresionante e imponente, Darren me explico que podría ser algo salvaje y debía tener cuidado porque conserva lo indomable con muchas personas, con él es dócil. No se si fue mi emoción o energía, pero conmigo se dejo tocar y hacer cuánto mimo se me ocurrio hablándole como a un niño pequeño, lo que tenía a su dueño riéndose a carcajadas por mi comportamiento con su caballo.

Aun me sorprendo al pensar como ha cambiado mi vida en solo unos meses. Con dudas me subi al avión para darle inicio a una etapa que considero muy dura al estar lejos de mi mamá, pero que es el medio para lograr cumplir mis metas. Ahora es una decisión de la que no me arrepiento y en parte se que fue lo mejor que pude hacer. Siento que estoy conociendo el mundo, mi mundo. Darren me hace feliz, y es el primero en abrirme las puertas a lo desconocido para invitarme a la aventura.

Anoche fue especial, una cita perfecta, todo tan... Estamos enamorados. Llenos de tantos sueños y ganas de cumplirlos, con un futuro juntos solo nuestro. No me quiero bajar de esta nube de la felicidad.

—¿Estas lista? —Me pregunta, sacándome de mis pensamientos. Asiento con miedo, me explico más o menos lo que debía hacer, se que estaremos juntos y eso me brinda la seguridad de que si algo ocurre, él sabrá cómo actuar evitando cualquier accidente que pueda arruinar el viaje.

De nuevo me indica donde poner el pie para subirme a la silla. No elegí el mejor atuendo para montar a caballo, si el más cómodo para el camino en auto. Traigo puesto un vestido y unos zapatos deportivos blancos que aunque todo se encuentra muy limpio ya se mancharon hace un rato no se con que. Tambien es de mi conocimiento que se me vieron las bragas con el impulso que tome, que no sirve de nada porque me resbalo vergonzosamente regresando al piso al menos de pie y no de culo.

—No te rías —Me quejo escuchando su risa en mi espalda.

Se queda en silencio y otra vez me señala dónde debo poner el pie, cuyo nombre ya olvide. No es mi culpa, o quizás si un poco, estaba viéndole los labios mientras me explicaba cada nombre de lo que nos permite andar cómodamente sobre Drogon, que si recuerdo que se llama silla. Cuando me voy a impulsar de nuevo para subirme, Darren me sostiene con fuerza por la cintura levantándome lo suficiente, terminando de hacer el trabajo por mi dejandome sobre Drogon.

ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora