25| Los elfos. Parte 1

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Mientras me vestía no pude evitar suspirar al recordar todo lo que se nos venía encima

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Mientras me vestía no pude evitar suspirar al recordar todo lo que se nos venía encima. Necesitábamos detener a Acasia antes de que siguiera cobrándose más vidas inocentes, lo cual nos llevaba a otro tema; necesitábamos apoyo del resto de seres sobrenaturales. Había que bajar a Acasia del podio de una forma u otra, por lo cual era hora de que contactara con todas aquellas criaturas que había conocido hasta ahora.

Y el primero en mi lista era Clint.

Cuando llegué al vestíbulo Günther, Alex y Delia ya estaban ahí, completamente vestidos para adentrarse en nuestra nueva misión. Ellos parecían listos para salir a cazar a los malos, mientras que yo parecía sacada de una revista de modas con mis vaqueros de tiro bajo que bailaban en mis caderas, un top azul de mangas cortas, escotado, que dejaba mi ombligo al descubierto y una chaqueta de cuero que si hubiera estado Thea, seguro que habría aplaudido mi elección de ropa. Llevaba unas botas negras bajas de tacón, donde había escondido una sorpresa que me serviría si las cosas se ponían feas. El corto cabello blanco me caía despreocupadamente a los lados del rostro y tuve que resoplar para alejar el mechón que amenazaba con cubrirme el ojo.

Llegué hasta ellos con movimientos suaves y felinos, dejé un fugaz beso en los labios de Günther, le acaricié el pecho a Alex con la punta de los dedos, y este colocó la mano en mi espalda baja, instándome a caminar hacia fuera, le di un pequeño asentimiento con la cabeza a Delia como saludo, el cual me devolvió y los cuatro salimos de casa, directo al todo terreno que nos esperaba fuera.

Delia y yo nos montamos en los asientos traseros, y los chicos en los delanteros. Alex tomó el control del volante y Günther se quedó de copiloto, nos pusimos los cinturones y salimos a la carretera.

-¿Seguro que saben a dónde vamos? -lancé la pregunta al aire para que cualquiera la respondiera.

-Claro que si, nuestros contactos nos enviaron las coordenadas del bosque donde vive tú amiguito Clint -respondió Günther mostrando la pantalla del teléfono, donde podía verse un mapa con la ruta a seguir.

-Entonces... ¿Ya pensaste una forma para hacer un trato con los elfos? -curioseó Delia y torcí los labios en una mueca.

-La verdad es que tenía pensado improvisar -confesé bajando la vista a mis dedos, que estaban decorados por algunos anillos que me habían regalado los chicos.

-¿Improvisar? -Alex se escuchaba aturdido y luego giró la cabeza por un momento hacia Günther -Creo que estás pasando demasiado tiempo con Günther si has comenzado a ser igual de imprudente que él.

Günther, tan natural y jovial como siempre, se estiró en el asiento, cruzó sus largas piernas que estaban enfundadas en ese pantalón negro ajustado que debería estar prohibido para un ser tan bello como él y subió los brazos a la altura de su cabeza, mostrando una franja de su duro estómago cuando la camiseta se le subió unos centímetros. Mentiría si dijera que ese simple movimiento no me pareció increíblemente sexy.

Los malditos Peyman| #1|+18|Terminada ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora