20| Acuerdos

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Wendy

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Wendy

–¿¡Cómo pudiste?! –le grité e intenté lanzarme sobre él, pero sus manos envolvieron mis muñecas, deteniendo mi ataque.

Alex hizo una mueca y una sombra de dolor atravesó sus ojos por unos segundos, pero rápidamente volvió a recomponerse y adoptó esa postura seria y fría.

–¿Crees que me gusta tener que prestar... –escupió con asco –lo mío? –gruñó con fiereza, clavando sus dedos en mi piel y haciéndome jadear. Se cirnió sobre mi, estampándome contra la pared, viéndome con los ojos encendidos en furia –Hunter Klein es un vampiro demasiado poderoso y si él hubiera querido pudo habernos matado y llevarte con él –torció la boca en una mueca –Y de no haber sido por mi, te habría llevado por todo un mes; habría hecho un mes con él y otro con nosotros.

Detrás suyo, con las manos revolviendo su cabello salió Günther. Deslizó los ojos entre Alex y yo, y se apresuró a sacarme su hermano de encima, mascullando una maldición. El ojiazul se soltó de su hermano, recomponiendo su expresión y suspiró. Por otro lado, Günther se acercó a mi y me sorprendió al sentir sus brazos envolviéndome en un abrazo, no me vi con la fuerza para rechazarlo y recosté la mejilla contra su pecho.

–Serán sólo cinco días de casa mes –murmuró contra mi coronilla –Era eso o eliminarnos por completo para tenerte a su disposición –se alejó lo suficiente para verme a los ojos –Y francamente todavía tenemos mucho por lo que vivir. No podíamos correr ese riesgo, Emely y estoy seguro que tú tampoco hubieras querido correr ese riesgo.

Lo comprendí al instante. Hunter me había demostrado lo poderoso que era anoche, no me sorprendería que hubiera podido matar a los hermanos con un chasquido de dedos.

–¿Qué es? ¿Qué clase de criatura es Klein?

Mi pregunta hizo que los hermanos se miraran entre ellos, recelosos. Parece que mantuvieron algún tipo de conversación y luego de un leve asentimiento por parte de Alex, Günther me tomó de la mano y nos guió hacia el sofá del despacho, se sentó y me colocó en su regazo, Alex por otro lado, se sirvió una copa de aquel líquido asqueroso que tanto le gustaba y le dió un largo trago, apoyándose contra el escritorio.

–Hunter no es completamente vampiro –habló Alex girando la cabeza hacia la ventana.

–Hace muchos siglos existieron unas criaturas llamadas centinelas, se alimentaban de las almas más oscuras de los humanos y con eso recuperaban su fuerza. No suelen tener forma completamente humana, pero Klein fue concebido por una vampireza y un centinela joven. Fue uno de esos raros y extraños casos en los que las reglas de la naturaleza se quebraron –explicó Günther acariciando suavemente mi muslo con sus dedos llenos de anillos –Se alimenta de sangre y almas, pero para mantener su forma humana necesita almas. Un humano tiene un alma frágil, sin importar qué tan podrida esté por dentro, no duran nada para un centinela. Sin embargo un alma de una criatura dura mucho más, pueden durar años, siglos o para siempre si se cuida a la criatura como corresponde –su otra mano movió mi cabello hacia uno de mis hombros y descansó el mentón en mi hombro.

Los malditos Peyman| #1|+18|Terminada ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora