4| Recuerdos

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Wendy

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Wendy

-¡Arriba! ¡Vamos!

La poderosa voz de Asier inundó la habitación y me cubrí la cabeza con la almohada, tratando de ignorarlo.

Quizás si lo ignoro se olvide de mi.

Sentí como las sábanas eran desprendidas de mi cuerpo y me quité la almohada al recordar que sólo dormía con una pequeña braga, sin corpiño y con una de las playeras de Asier que me había prestado. Lo miré sobre mi hombro, notando que tenía la mirada perdida en mi culo y solté una risilla, divertida.

-Oye, señor mandón, mi rostro está más arriba -me burlé logrando que su mirada se deslizara por mi cuerpo hasta llegar a mi rostro.

Me di la vuelta, quedando boca arriba con la camiseta levantada, dejando al desnudo mi abdomen y alcé las piernas, cerradas, hasta que las plantas de mis pies quedaron sobre el colchón. Su nuez de Adán subió y bajó mientras se relamía los labios. Esperé algo, quizás que se lanzara sobre mi o algún comentario fuera de lugar, como lo que diría...

Lo que diría un Peyman.

Pero para mi sorpresa, no sucedió nada, en su lugar chasqueó la lengua y avanzó hacia la puerta de salida.

-Te quiero vestida y desayunando. Tienes veinte minutos -farfulló saliendo del cuarto y cerrando la puerta detrás suyo.

Suspiré, frustrada.

Anoche me había divertido con Thea y los cazadores. En especial con Jasha, el chico de cabellos multicolor era un hablador de primera; una vez que le dabas pase libre, no había criatura que lo callara. Pasamos la noche juntos, conversando y conociéndonos más. Sascha por otro lado bebía algún que otro trago mientras observaba a su alrededor, vigilando todo. Thierry bebió unas cantidades abismales de alcohol y bailó con dos morenas humanas en la pista de baile que estaba debajo nuestro. Finalmente Lyra y Thea se habían desaparecido durante un buen rato y al volver parecía que un torbellino las había azotado a juzgar por los cabellos despeinados, los labiales corridos y la ropa mal arreglada.

Fue una de mis mejores noches desde que había vuelto a la vida.

Me levanté de la cama bostezando. Gracias a Thea habíamos vuelto tarde y no pude dormir demasiado.

Al final terminé por vestirme con una camiseta roja que até en mi estómago, un short negro deportivo y unas zapatillas bajas. Me hice una coleta alta y lave mi rostro para terminar de quitarme el sueño que llevaba encima.

Al bajar encontré a Thea sentada con la cabeza metida entre sus brazos y a Asier sentado delante de ella, comiendo un tazón de cereales mientras miraba a mi amiga con diversión.

-¡Tengo sueño! -protestó la morena en un gimoteo.

-Si me hubieras hecho caso cuando te dije que no salieras anoche, ahora no estarías llorando -explicó el ojiazul, calmadamente.

Los malditos Peyman| #1|+18|Terminada ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora