Respiré con fuerza, pensando que tan mal estaría esto si acepto, si algo dentro mío cambiaría o seguiría siendo esta extraña criatura.¿Qué es lo peor que puede pasar?
–Acepto.
Sólo eso necesitó para enterrarse de una estocada en mi interior, haciéndome chillar de dolor por la inminente invasión.
Cuando Adley dijo que le gustaba el sexo rudo no bromeaba. No había nada de gentileza en la forma que me tomaba, mucho menos palabras dulces, sólo palabras obscenas, gemidos y gruñidos que iban acompañados por sus embestidas.
Dolía, maldición que dolía. Pero era un dolor tan exquisito que sólo quería que siguiera. Muy pronto el dolor pasó a un segundo plano para transformarse en placer.
Mis caderas tomaron vida propia, moviéndose junto a las suyas hasta que ambos llegamos al tan ansiado orgasmo, donde nos dejamos ir.
Nos tomamos un momento para recuperarnos y luego Adley volvió a colocarse el pantalón como si nada para luego mirarme con fijeza, pensativo.
–Y será mejor que te bañes, en la mañana comienza tú entrenamiento –y con eso se fue, dejándome sola.
Si, definitivamente había cavado mi propia tumba.
†††††
A la mañana siguiente ya estaba bañada y vestida, lista para recibir las consecuencias de mis actos y para ver el rostro frío de Harvey por lo que había visto anoche.
Por alguna razón esta mañana no tenía los ojos como un extraterrestre, sino que estos lucían normales, con un simple verde intenso. Estaba nerviosa, no sabía por qué, pero podía sentir como el ambiente se tensaba a medida que me acercaba a la sala para desayunar.
Algo me decía que no desayunaría.
Y mis sospechas quedaron en la nada al ver al hermano mayor sentado en la cabecera con una sonrisa felina. No había que ser una genio para saber que Acasia y Andley no estaban, y que el mayor había quedado a cargo.
Fabuloso.
Estaba por tomar asiento cuando la voz de Caley me hizo detenerme por completo.
–No –dijo con una sonrisa cínica que me erizó los vellos del cuerpo, alertandome de sus oscuras intenciones –Las mascotas comen afuera y en el suelo –señaló al cristal que separaba la sala del patio trasero.
Fruncí las cejas ante sus palabras y salté la vista hacia los demás, para ver si alguno se atrevía a contradecirlo, pero ninguno parecía querer contradecirlo. De hecho casi parecían muy cómodos, esperando a que obedeciera.
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Los malditos Peyman| #1|+18|Terminada ✓
FantasiaWendy Bunner era una chica dulce, inteligente y tímida. Era buena hija y buena amiga. Su vida era normal. Hasta que los conoció a ellos: Fríos. Seductores. Agresivos. Maleducados. Cínicos. Malditamente hermosos. Perversos. Y lo más importante: Con...