Capítulo 30: Enfrentamiento estudiantil

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Academia Plateada

(sala de estar)

El sonido de las últimas campanadas que indicaban el final de las clases por ese día acababa de desvanecerse en el aire, cuando un voluminoso pokémon avanzaba a paso lento por los pasillos de la mansión, disfrutando de uno de los pocos días en que estaba libre de su eterno castigo y a salvo de la constante supervisión del viejo profesor Olwell. Preguntándose que haría por el resto del día, el pokémon de cuerpo morado de pronto se cruzó con algunas de sus compañeras de generación. Las pokémon venían charlando entre ellas, y el silencioso ambiente de la tétrica mansión facilitaba el escuchar toda su conversación en los solitarios pasillos.

—¡Imagínate! ¡Todo el día con la misma cantinela! —decía la pokémon de pelaje blanco y de ojos azules con una voz que demostraba claramente su aburrimiento— ¡Golka no puede ser más pesado porque no quiere!

—Bueno, ¿qué le vamos a hacer? —dijo la pokémon emplumada—. Así es nuestro compañero y debemos soportarlo tal cual es.

—No lo sé... ¿Acaso a ti no te incomoda, aunque sea un poco, ver a alguien que es casi un adulto fanfarronear y mostrarse tan animado por darle una paliza a un niño?

La Tranquill guardo silencio ante la pregunta de su compañera, pensando y eligiendo con cuidado su respuesta, cuando una voz gangosa se dejó oír.

—Hola Alba, hola Irelain. Disculpen que las interrumpa —dijo el voluminoso pokémon morado—pero no pude evitar escuchar que están hablando de Golka y de alguien a quien le darán una paliza. ¿Puedo preguntar quién es el desafortunado?

—Oh, hola tú... amigo... —Irelain, además de sentir una repulsión instintiva ante la vista del Swalot, no podía recordar cómo se llamaba el pokémon que tenía en frente. Lo reconocía como uno de los compañeros de su generación, y más de una vez tuvieron clase juntos, pero como nunca había intercambiado más de una palabra o dos con él, no logró dar con su nombre.

—Carl. Me llamo Carl —dijo finalmente el Swalot con un suspiro para sacar de la incomodidad a la Tranquill —. Entonces, ¿Golka volvió a desafiar a alguien a un combate?

—Si, lo hizo otra vez — respondió Alba con evidente cansancio en su voz— ¡No puede estar sin andar buscando pelea!

—No me sorprende. Desde que llegó a la academia anda buscando rivales a los que vencer. ¡Todavía recuerdo la paliza que me dio!

—Ay, ¿a ti también te apalizó en primer año?

—Como a todos los demás —dijo con una risa incómoda Carl, recordando aquella tarde en que el tipo fuego aporreó a todos y cada uno de sus compañeros de grupo "por accidente" al enfadarse por no haber aprobado un examen.

Una mirada de complicidad se sostuvo entre la tipo hielo y el tipo veneno, comprobando que ninguno de los dos simpatizaban realmente con Golka. Irelain, a quien no le gustaba nada aquello, se aclaró la garganta antes de hablar en defensa del compañero ausente.

—Bueno, puede que Golka sea un peleador algo brusco ¡pero ahora lo hace por una buena razón!

—¿Buena razón? ¿Cuál es la razón que justifique el darle una paliza a un indefenso chiquillo de primero? —preguntó Alba mirando fijamente a su compañera.

—El honor del club Pargress está en juego. ¡Golka luchará por el honor de todos nosotros!

—Ay, por favor Irelain —dijo la Vulpix con su voz suave—. Todos sabemos que nuestro camarada pelea por él mismo, y eso no es ningún secreto. Golka va a luchar por su orgullo propio.

Pokémon Ausvandel: La academia PlateadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora