Capítulo 33: La promesa de un duelo

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Academia Plateada (laguna)

—¿Y bien? ¿Alguien piensa decirme que está pasando aquí? — preguntó la Mienshao a los jóvenes pokémon que tenía aprisionados contra el suelo. Rev no dijo nada, solo gruñó con rabia. Arthel, por su parte, intentó responder, pero debido a los nervios solo consiguió articular unos sonidos ininteligibles.

—¡Hola! ¿En qué les podemos ayudar? —preguntó Hydreth, quien se había acercado junto a Sorzen al ver la inesperada interrupción de las docentes. El Snivy no dijo nada, pero le pareció ver el rostro de Arthel levemente ruborizado, lo que le produjo algunas dudas.

—¡Buenos días, Hydreth y Sorzen! ¿Saben que pretendían hacer este par? —respondió la Flareon sin dejar de sonreír. Parecía que todo el asunto le divertía bastante.

—Oh, verán, sucede que teníamos una pequeña sesión de entrenamiento.

—¿Entrenamiento dices? —cuestionó la tipo lucha al joven Oshawott para luego dirigir una mirada inquisitiva a los pokémon sometidos por la fuerza de sus brazos— ¿Es eso cierto?¿Solo es un entrenamiento?

Rev no dijo ni una sola palabra, pero bastaba ver el fuego en su mirada para adivinar lo enfurecida que estaba. No le gustaba para nada que alguien la hubiese sometido tan fácil. Arthel solo asintió levemente intentando apartar la mirada de la cara de la Mienshao, que estaba incómodamente cerca.

La tipo lucha asintió, incorporándose y dejando libres a sus "prisioneros". Rev se levantó de inmediato, con una expresión feroz, mientras que Arthel permaneció unos instantes en el suelo antes de levantarse lentamente.

—¿Estas bien Arthel? Quizás fui algo brusca al intervenir de ese modo —preguntó con genuina preocupación la joven maestra.

—Eh... Sí, estoy bien... No se preocupe por eso, profesora.

—Me alegra saber que estás bien. Pero ahora, tengo que decirles un par de cosas —comentó Kuvira un poco más relajada mientras entrecruzaba sus brazos—. Lo cierto es que respeto su entusiasmo por entrenar y mejorar sus habilidades de combate. No hay nada como un buen día de arduo entrenamiento...

—¿En serio? —preguntó Hydreth con los ojos brillantes interrumpiendo a la Mienshao— Entonces ¿eso significa que nos dejará proseguir con nuestro entrenamiento?

La profesora negó con la cabeza mientras respondía.

—Me temo que no. Todavía son muy jóvenes como para saber medir bien sus movimientos y podrían lastimarse de gravedad. No deberían hacer este tipo de cosas sin supervisión. En especial tú, Rev. La naturaleza te dotó de unas formidables herramientas. Es tu responsabilidad usarlas con cautela.

—¿Lastimarse? ¿Usarlas con cautela? — respondió la enfadada tipo acero— ¡Solo un idiota se lastimaría durante un duelo de entrenamiento! ¡Y para su información, manejo perfectamente mis cuchillas! ¡Si no me cree, enfrénteme ahora mismo en un keprom, y verá que no estoy mintiendo!

Todos los presentes se quedaron congelados por unos segundos. Ninguno esperaba semejantes palabras de parte de la tipo siniestro.

—¡Rev!¿Estas loca? ¡No puedes hablarle así!— dijo Hydreth sin dar crédito a lo que escuchaba. De inmediato se adelantó a su compañera y se inclinó ante la Mienshao, genuinamente preocupado —. ¡Por favor, no se lo tome en cuenta, profesora Kuvira! ¡Ella realmente no quería decir eso!

Arthel y Sorzen permanecieron mudos, procesando las palabras de su compañera. Pronto ambos hicieron sus respectivos pronósticos sobre el resultado del combate, y ninguno era alentador. El Mudkip realmente se llegó a preocupar de que la chica lastimase a Kuvira con sus filosas cuchillas, cortándole el brillante pelaje de sus brazos o sus finísimos bigotes. Por su parte, Sorzen se cuestionaba cuanto tiempo le tomaría a Rev recuperarse de la paliza que le daría la Mienshao. Quizás la Pawniard no estaría en condiciones de entrenar con ellos hasta el mes siguiente.

Pokémon Ausvandel: La academia PlateadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora