Capítulo 22: Una barrera inconveniente

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Academia Plateada

Amperly se encontraba tranquilamente sentada en su pequeño escritorio de la recepción, compartiendo una taza de té con su amiga Kuvira, una Mienshao y profesora de la academia, cuando de pronto un Combee se les acercó.

—Buenas tardes Amperly, Kuvira. Tengo una consulta de la señora Mist.

—Hola claro, dime, ¿en que puedo ayudarte?—dijo Amperly con amabilidad, sin tener la certeza de si hablaba con Ment o con su hermano Mod.

—¿De casualidad has visto al joven Sattler o alguno de sus amigos? Partieron a Nolmaria esta mañana a por un paquete para la señora Mist, pero no hemos tenido noticia alguna ni de ellos ni del paquete...

—Hmm, yo no he visto a Sattler desde la mañana...—hizo memoria la Ampharos.

—¿Con sus amigos te refieres a...? —preguntó Kuvira, interviniendo en la conversación.

—El grupo que iría con él a Nolmaria. Si no recuerdo mal, le acompañaba una Fennekin, un Mudkip y un Snivy.

—Ah... Deben de ser Trucy, Arthel y Sorzen —acotó Amperly.

—¿Arthel el Mudkip?—dijo Kuvira, recordando a aquel jovencito que tan simpático le resultaba—. ¿Y dices que nadie les ha visto?

El Combee asintió antes de explicar que ya habían buscado en los terrenos de la Academia e incluso en los pasillos y salones, pero nadie les pudo dar una pista del paradero de los cuatro jóvenes, ni siquiera Tassard (incluso con sus poderes psíquicos, no pudo dar una respuesta sobre la situación de los jóvenes desaparecidos).

El tipo bicho también comentó que la señora Mist estaba pensando en ir personalmente a Nolmaria para revisar si no habían tenido algún problema con el paquete, pues sospechaba que eso podría ser la causa de su retraso, pero no podía abandonar sus deberes tan fácilmente.

—No se preocupe, yo iré a Nolmaria a ver que le pasó a Arthel y sus amigos—dijo Kuvira de pronto, para sorpresa de Amperly y de Mod—. La verdad es que tengo el resto del día libre, y no tengo inconveniente de dar un pequeño paseo por la ruta 221. Una pequeña carrera me sentará bien.

—Está bien, se lo agradeceré mucho, Kuvira. Le informaré de inmediato a la señora Mist —dijo el Combee antes de marcharse zumbando. Amperly suspiró y le sonrío a su amiga.

—¿Solo quieres una excusa para ir a correr un poco, no es así? No puedes estar un día sin ejercitar.

—Eh... bueno, para que te digo que no, si es verdad —respondió la Mienshao estirando sus extremidades, preparándose para el trote. 

Lo cierto es que la tipo lucha tenía un gran interés por ese chico. Con el entrenamiento adecuado,  estaba prácticamente convencida de que estaría frente a uno de los mejores exploradores que haya visto la academia en mucho tiempo. Un potencial como el que demostraba ese joven Mudkip no se veía muy seguido. Dejando de lado sus opiniones al respecto, Kuvira se dispuso a salir.

—Será mejor que me vaya cuanto antes. Nos vemos luego, amiga.

—Oh, bueno, si tu lo dices... —respondió Amperly—. Que tengas buen viaje, supongo.

Sin decir nada más, la Mienshao se despidió con un gesto y salió del edificio, comenzando su carrera hasta Nolmaria. Lo cierto es que fue un ejercicio agradable, una brisa fresca soplaba entre los árboles y no había ni una nube en el cielo. Acostumbrada al ejercicio físico, la pokémon trotó sin problemas todo el trayecto de la ruta 221 y llegó cuando el sol comenzaba a ponerse frente al portón de acceso occidental de Nolmaria. Se llevó una enorme sorpresa al encontrarse con las puertas cerradas, cosa que no ocurría muy a menudo.

Pokémon Ausvandel: La academia PlateadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora