Capítulo 12: Enfrentamiento de bienvenida

156 24 22
                                    

La Pawniard había desafiado abiertamente a un sorprendido Sorzen a un duelo keprom. Un tenso silencio se produjo entre todos los presentes hasta que Arthel lo rompió con su temblorosa voz.

-¿Un keprom? - se extrañó Arthel - ¿qué es eso?

La Pawniard dirigió una sola mirada maliciosa al Mudkip, lo que volvió a dejarlo atemorizado y temblando junto a la Fennekin.

- Un combate keprom, ¿nunca oíste de ellos? - dijo extrañado Hydreth al tembloroso Arthel- son una clase de combate ritual o algo así que fue bastante popular en la época del gran imperio. Al comienzo solo era una modalidad de combate ceremonial entre dos nobles guerreros. Pero con el pasar de los años y la retirada imperial, los habitantes de Adarve adoptaron la costumbre de realizar duelos keprom sin tanta ceremonia ni pomposidad como antaño.

- Ah, sí, creo que mi padre los mencionó alguna vez - reconoció con vacilación el Mudkip. Lo cierto es que el joven tipo agua rara vez prestaba mucha atención a las lecciones de historia de su padre y como realmente a él no le importaban mucho los motivos que pudiesen existir detrás de una batalla, se desentendía por completo del tema. Muchas veces pudo ver toda clase de duelos entre pokémon en Misuvia, pero casi siempre eran ceremoniales o actuaciones predefinidas a modo de espectáculo. El joven Mudkip desconocía que en los barrios bajos y cercanos a los muelles (sitios a los que nunca se le permitió ir por si solo) los pokémon más rudos de la ciudad acostumbraban resolver sus diferencias mediante un keprom.

- Yo... yo solo leí de esos duelos alguna vez, en un viejo libro, pero nunca vi algún duelo en persona - añadió nerviosa Trucy, quien estaba igual de atemorizada por la Pawniard y se mantenía junto al Mudkip, temblando ambos por la fuerte presencia de tan siniestra compañera - Me parece que son combates reglamentados o algo así.

- Precisamente, existe un reglamento básico que cada duelo keprom suele seguir - explicó el Oshawott - Los combates deben ser obligatoriamente individuales, esta estrictamente prohibida la intervención de un tercero y en muchos casos, tienen un límite de tiempo. Aunque eso queda a discreción de los combatientes y su juez. De todos modos, son combates bastante interesantes de ver.

- ¡Suficiente de palabrería! - exclamó la criatura tipo acero, mientras volvió a dirigir su cuchilla hacia la cara de Sorzen - ¿Vas a defender tu honor como superviviente, Snivy?

El tipo planta cerró sus ojos y suspiró. Conocía el valor histórico de las batallas keprom, pero nunca se le había ocurrido participar en un duelo "por el honor" de manera tan improvisada. Consideraba que tenía cosas mucho más importantes de las que preocuparse que defender su honor de una pokémon a la que acababa de conocer la noche anterior. Decidido a marcharse, el Snivy ya estaba por volverse y alejarse del campo de batalla, cuando escuchó a sus espaldas la maliciosa voz de Rev.

- Si no aceptas luchar por las buenas, pronto me encargaré personalmente de hacer trizas todas tus cosas, comenzando por esa bonita bufanda tuya...

Estas palabras frenaron en seco al Snivy, quien lentamente, dirigió una mirada fría a la tipo siniestro. No le importaba recibir un par de cortadas o que sus hojas fuesen cercenadas, le volverían a crecer en cuestión de horas, pero no podía permitir que sus escasas pertenencias, especialmente su bufanda, terminara siendo rasgada por las filosas cuchillas de Rev.

- Pero ¿qué hablas, Rev? - dijo sorprendido el Oshawott por tan vil amenaza.

- ¡Silencio Hydrett! - exclamó Rev, luego volvió a provocar a Sorzen - ¿Vas a luchar contra mi limpiamente, aquí y ahora? o bien, ¿prefieres que mis cuchillas te atormenten por el resto de tu estadía en la academia?

Mirándola con agobio, Sorzen se acomodó su bufanda e intentó razonar con la pokémon siniestro.

- ¿De verdad quieres pelear? Yo no busco luchar ni imponerme como el más fuerte del grupo. ¿No podemos simplemente decir que tú eres superior y ya?

Pokémon Ausvandel: La academia PlateadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora