Pokémon Ausvandel: La academia Plateada

Capítulo 37: Una taza de té

Leaffy despertó con el sonido de alguien llamando a la puerta. Con dificultad, se incorporó en el lecho. Después de los últimos días de intensa preocupación, y de verse en un sitio totalmente desconocido para ella, como lo era la academia plateada, le fue difícil conciliar el sueño.

—Todavía es bastante temprano para abrir la tienda, abue....—respondió con voz somnolienta.

—Leaffy... Soy Amperly. Siento despertarte de este modo— se escuchó la voz apenada de la Ampharos del otro lado de la puerta—. Solo venía a decirte que te han invitado a desayunar con el director de la academia. Él desea conocerte y hablar personalmente contigo sobre tu situación. Estaré esperando aquí fuera para llevarte con él tan pronto estés lista. No te preocupes, entenderé si necesitas tomarte unos minutos más. Tú solo pasa por la recepción cuando estés lista, ahí estaré para llevarte con el director.

Sin decir más, la tipo eléctrico se marchó, dejando a la tipo bicho a solas con sus pensamientos. No pasó mucho antes de que la Swadloon recordara todo lo sucedido, desde la desaparición de su abuela hasta su llegada a la Academia plateada buscando ayuda.

—Abuelita, donde quiera que estés —dijo en voz alta Leaffy mientras se incorporaba—, solo aguanta un poco más. Creo que conseguí alguien que puede ayudar a encontrarte. Solo resiste, por favor...

Después de ordenar rápidamente el lecho y arreglar un poco su capote de hojas, la Swadloon abandonó la habitación. A medida que avanzaba por los pasillos en dirección a la recepción donde le esperaba Amperly, la chica de Nolmaria no pudo evitar pensar que hubiese preferido partir ese mismo día con Sorzen y Arthel a buscar por su cuenta en lugar de tener que entrevistarse con un director que no conocía de nada.

[...]

Academia Plateada (despacho del director)

—La situación se está saliendo de control— fueron las palabras de Fleiris después de leer un informe acababa de dejar sobre el escritorio que tenía ante ella—. Con este nuevo caso, diez sería el total de aldeanos confirmados como secuestrados. Y eso que todavía quedan bastantes más casos sin confirmar.

Del otro lado del mueble, un gran pokémon fantasma permanecía de espaldas a la Roserade, contemplando el cielo azul de la mañana a través de la gran ventana circular de la habitación con sus extremidades cruzadas a sus espaldas. Las estanterías del lugar estaban atiborradas de libros, una suave alfombra cubría el suelo y un discreto fuego crepitaba en un fogón en un rincón.

El fantasma no pareció reaccionar a las palabras de la tipo planta, quién estaba genuinamente preocupada por todo lo que tenían entre manos. Varios informes se apilaban en el escritorio, todos de sucesos ocurridos durante los últimos días. Con inquietud, Fleiris tomó otro de los informes de la mesa, tratándose de uno escrito por la propia profesora Ashes. En pocos segundos leyó su contenido, el cual resultaba muy poco alentador.

—Y como si no fuese suficiente con eso, ahora tenemos la presencia de manadas de salvajes violentos en la arboleda plateada — comentó Fleiris con seriedad—. Hace años que no ocurría algo así. Tendremos que establecer una vigilancia más estrecha de nuestro perímetro para evitar visitantes inesperados en los terrenos de la academia.

Sin siquiera girarse a responder, el fantasma siguió contemplando las vistas de la ventana. Su mutismo comenzó a exasperar a la pokémon tipo planta, por lo que carraspeó y añadió con un tono mucho más imperativo.

—Estamos ante una situación difícil y debemos actuar pronto. No olvides que el honor y la reputación de la Academia Plateada está en juego. ¡Es tu labor el determinar qué acciones tomar!

—¿Y qué pretendes que hagamos exactamente? —inquirió el Cofagrigus sin apartarse de la ventana—. Ya conoces la opinión de Lord Atremel: "No deseo que nadie del exterior intervenga. El pueblo de Nolmaria no necesita de sus servicios, exploradores. Nuestros guardias se encargarán de todo". Esa fue su respuesta al mensaje que le envié hace unos días.