Capítulo 52: La senda de los Exploradores

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Academia Plateada

Tras un largo de día de trabajo dando clases y organizando el papeleo que el director no se tomaba la molestia de revisar, Fleiris la Roserade se dirigía a su despacho finalmente para descansar un poco y relajarse bebiendo un más que merecido té. Sin embargo, todos sus instintos de que algo no estaba bien parecieron activarse al ver venir por el pasillo a una Leavanny junto a una Fennekin con expresión preocupada.

—Buenas tardes... o más bien noches, señoritas. ¿En qué les puedo ayudar? —saludó Fleiris mirando inquisitivamente a ambas pokémon. Por el aspecto de sus rostros, pronto supo que algo realmente no estaba bien.

—¡Profesora Fleiris, por favor, ayúdenos! —exclamó Trucy con algunas lágrimas en su rostro, mientras Leaffy la consolaba con la hoja de su extremidad—. Es Sorzen, él, ha desaparecido.

—¿Desaparecido? ¿Cómo es eso?

En pocas palabras, ambas jóvenes le comentaron rápidamente lo sucedido. De cómo ellas escucharon rumores de que sus amigos habían salido de la Academia para enfrentarse contra Golka y compañía en un sitio conocido como el prado Peña Blanca, causándole gran consternación a la profesora.

—Estábamos muy preocupadas, así que tan pronto nos enteramos acudimos al lugar. Terrence también nos acompañó —comentó Trucy con voz queda—, pero al llegar nos encontramos con Arthel herido y desesperado por encontrar a Sorzen.

—Terrence se ofreció a ayudar a Arthel mientras nosotras buscábamos a Sorzen —añadió Leaffy mirando al cielo oscuro por una ventana cercana—. Incluso el chico, Hydreth, nos ayudó a peinar la zona, pero no conseguimos encontrar nada, y la noche se nos vino encima... Por eso, profesora, decidimos acudir a usted. Es la única que puede ayudarnos a encontrar a Sorzen. Por favor, se lo suplico, ¡ayúdenos a encontrar a nuestro amigo!

Fleiris no daba crédito a lo que escuchaba y se sintió completamente decepcionada con respecto a la irresponsabilidad de sus estudiantes, pues no solo los de primer año, sino varios de segundo y uno que otro de tercero, estaban implicados. Eso explicaba además lo atareada que parecía estar Mist, zumbando hacia la enfermería una y otra vez. Una adusta expresión pasó por su mirada, inquietando grandemente a Trucy e incluso a Leaffy.

—¿Cómo se le ocurre? ¿Acaso no piensa antes de actuar como un crío cualquiera? —farfulló la Roserade negando con la cabeza y suspirando, resignándose a que no podría descansar—. De acuerdo, comprendo la situación. Antes que nada, debo decirles que hicieron muy mal en no avisar de inmediato. Cada minuto que pasa es crucial cuando se trata de un desaparecido. Dijeron que el Snivy estuvo en una pelea antes de desaparecer. Es posible que esté herido, y un joven pokémon herido es la presa predilecta para los salvajes que viven en los montes.

—¡Oh, no diga eso, por favor! —imploró Trucy realmente afligida mientras Leaffy la abrazaba para calmarla.

—No te preocupes, Sorzen estará bien —las palabras de la tipo bicho se escucharon con seguridad, sorprendiendo a las demás—. Es un chico muy valiente e inteligente. Seguro que encontrará la manera de estar a salvo. No es la primera vez que pasa la noche en medio del monte. Creo que está más que preparado para eso que cualquier otro estudiante de su generación.

—Ciertamente, ese chico tiene algo de experiencia... —reconoció Fleiris pensativa sobre que tanto sabía la Leavanny sobre la verdadera naturaleza del Snivy—. Pero eso no quita que siga estando en riesgo. Nunca se está realmente seguro de lo que pueda pasar durante la noche en pleno bosque, pero descuiden, seguro que su querido amigo no se ha marchada demasiado lejos.

—Gracias, profesora Fleiris. Es un alivio saber que usted nos dará una mano —comentó levemente ruborizada Leaffy al notar como la Roserade le miraba especialmente cuando dijo "querido amigo"—. Trucy, es hora de cenar. Será mejor que no molestemos más a la profesora y dejemos todo esto en sus manos.

Pokémon Ausvandel: La academia PlateadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora