Nolmaria
El sol matinal comenzaba a elevarse en el horizonte de Nolmaria y gran parte de sus habitantes ya estaban levantados y listos para comenzar con las actividades del día a día.Tal era el caso de cierto Dragonite que, habiendo preparado una bandeja con algo de comida, subía por unas escaleras hacia el segundo piso de su posada "El dragón sonriente". Una vez arriba, se dirigió a una habitación en particular y con ayuda de su cola, el dragón dio un par de golpes a la puerta anunciando su presencia.
Al entrar, pudo ver una habitación bastante ordenada y limpia, con algunas cajoneras con un par de jarrones de agua sobre ellas, un baúl, una discreta mesita y una cama de madera siendo el único mobiliario, además de algunos cuadros con hermosos paisajes que decoraban las paredes y la ventana cubierta por unas finas cortinas de tela blanca, que dejaban entrar a la estancia algunos débiles rastros de la luminosidad del sol de la mañana.
Sin embargo, en uno de los pocos rincones donde todavía existía la penumbra, el fantasma Greckius se encontraba sumido en la contemplación de uno de los cuadros. Este representaba un paisaje de unos impresionantes acantilados a orillas del mar, sobre los cuales se elevaba un lóbrego pináculo de roca como si de una torre se tratara. La habilidad del pintor que realizó el trabajo no dejaba de impresionar al Cofagrigus, quien personalmente había estado en aquel lejano lugar aislado en medio del mar y su visión le traía muchos recuerdos a su memoria.
El alegre saludo de Aeryl junto al sonido tintineante de los platos con la comida que traía en la bandeja sacaron al fantasma de su contemplación, volteándose a ver al dragón.
—¡Buenos días profesor! Espero que haya podido descansar. Me tomé la libertad de prepararle el desayuno —saludó el Dragonite mientras colocaba la bandeja en la que traía la comida en la mesita de madera.
—Aeryl, mi buen muchacho, hace más de cinco años que ya egresaste de la Academia. No es necesario que continúes llamándome "profesor". Hoy no soy más que un simple cliente más en tu local —afirmó el fantasma con su perturbadora y refinada voz mientras mostraba una aterradora sonrisa y se dirigía a la mesa donde el dragón había puesto el desayuno
—Lo siento, supongo que es un hábito que me tomará un tiempo dejar de lado—dijo Aeryl con honestidad antes de intentar marcharse para dejar a su antiguo profesor comer en paz, pero un gesto de una de las negras extremidades del fantasma le detuvo.
—¿Tienes un momento Aeryl? Quisiera charlar contigo sobre un tema en particular—Greckius le indicó un asiento vacío en un rincón. El dragón asintió y tomo asiento frente al fantasma.
—¿Sobre qué quiere hablarme, profesor?
—Bueno, en realidad, quisiera preguntarte sobre lo que ha sucedido por aquí durante mi larga ausencia. Eres el posadero de Nolmaria, por lo tanto, eres el más adecuado para ponerme al día.
—No le falta razón, profesor —reconoció Aeryl con modestia— ¿Qué le puedo decir? No hemos tenido sucesos que llamen la atención últimamente. Lo único que se me ocurre, además de la plaga de Ratatta salvajes de hace unos meses, es lo que sucedió ayer. Posiblemente sea lo más llamativo de esta última semana en Nolmaria. Uno de los jóvenes alumnos de la Academia Plateada fue secuestrado, pero parece ser que sus compañeros lograron rescatarlo sano y salvo.
—¿Te refieres a un Mudkip y a un Snivy? Anoche los conocí en la entrada norte del pueblo y algo escuché sobre un secuestro, pero no he podido informarme de los detalles.
—¿Ya conoció a Arthel y Sorzen?
—Si, tuve ese placer. Ambos me parecieron jóvenes encantadores. Se ve que tienen muchos ánimos, pero les falta muchísima experiencia todavía. En fin, anoche los vi llegar al pueblo cargando a una muchacha bastante herida.
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Pokémon Ausvandel: La academia Plateada
AventuraEn una región habitada solo por las fantásticas criaturas conocidas como Pokémon, un joven Mudkip sueña con convertirse en un valiente aventurero y explorador. Para lograr ese objetivo, se dirigirá a la prestigiosa Academia Plateada, donde podrá ap...