Nolmaria
—¿Dónde está Sorzen? —. preguntó Arthel una vez que él y los demás habían terminado de ajustar su respectivos sacos. Trucy llevaba muy cómoda el suyo en su espalda, mientras que Sattler tuvo la extraña sensación de que le volvería a tocar llevar dos sacos él solo.
— ¿No estaba por aquí hace un minuto?—se preguntó Trucy—. ¿Se habrá ido ya?
—No lo creo... Además, el saco de Sorzen sigue aquí — observó Arthel ladeando su cabeza.
— ¿Y si tal vez Sorzen acompañó a la chica a algún lugar? —sugirió Sattler.
Después de un minuto en que miraron a todos lados y revisaron sus alrededores, el trío de pokémon se convenció de que ambos tipo planta se habían esfumado.
—Bueno, esto es un inconveniente, ciertamente —dijo Sattler con algo de fastidio—. ¿Tal vez Sorzen tenía algunos asuntos pendientes que tratar en Nolmaria? ¿No les mencionó nada por el estilo?
— No, no me dijo nada —reconoció Trucy—, pero tal vez Leaffy le pidió ayuda con algo. Es extraño que ambos hayan desaparecido. ¿Qué opinas Arthel?
—Me parece que les vi conversando hace un rato, pero dudo que Sorzen se marchara con Leaffy a otra parte sin una buena razón.
— ¿Y si le preguntamos a Hank? Tal vez él o su colega le vieron salir por la empalizada o algo.
— Bien dicho compañera. Vamos a preguntarle.
Sin tiempo que perder, los jóvenes se dirigieron al portón de salida donde ambos Murkrow permanecían instalados en una percha continuando sus labores de vigilancia.
— ¿Sorzen y Leaffy? Pensé que estaban con ustedes —preguntó el sorprendido Hank una vez escuchó las palabras de los jóvenes—. ¿Acaso les pasó algo?
— No lo sabemos. Les vi en un momento cerca de la pared y al siguiente habían desaparecido — dijo Trucy apenada. Arthel añadió que quizás los tipo planta habían pasado por la puerta, pero el Murkrow negó con un gesto.
— Lo siento, pero no los he visto salir. Aunque.... —dijo Hank girando su cabeza hacia la percha donde Blaken mantenía su silenciosa mirada en el exterior —. Eh, Blaken, ¿viste salir al Snivy y a Leaffy?
— No, no, no. No vi nada. ¡No he visto nada! ¡¿Por qué lo preguntas?!
La forma apresurada en que el Murkrow respondió de manera tan inquieta causó dudas en todos los presentes.
— Blaken... ¿Realmente no viste a nadie? —interrogó Arthel, sin creerse para nada las palabras del ave—. Me parece muy extraño que este tan nervioso por una simple pregunta.
— ¡No he visto nada, maldita sea!
— Bueno, tampoco es para enojarse tanto Blaken —comentó Hank intentando calmar los ánimos de su compañero. Luego, se dirigió a los descorazonados aprendices de la academia plateada—. Lo siento chicos. Por lo visto sus amigos no han pasado por aquí. Será mejor que vayan a buscarlos en otro sitio del pueblo, como la tienda de la señora Jeaffey. De todos modos, si llego a ver al Snivy, le diré que le están buscando.
Agradeciendo al Murkrow, los tres jóvenes se marcharon a revisar la tienda de la anciana Leavanny. Por su parte, Hank le dirigió una severa mirada a su compañero, quien ya estaba esbozando una sonrisa torcida en su pico.
—Dime la verdad Blaken, y más te vale que no mientas —dijo con severidad Hank, sorprendiendo a su compañero, quien ya se consideraba a salvo de toda sospecha. Este volvió a reaccionar a la defensiva y alegó no saber nada. Sin embargo, Hank no se dejo engañar.
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Pokémon Ausvandel: La academia Plateada
Phiêu lưuEn una región habitada solo por las fantásticas criaturas conocidas como Pokémon, un joven Mudkip sueña con convertirse en un valiente aventurero y explorador. Para lograr ese objetivo, se dirigirá a la prestigiosa Academia Plateada, donde podrá ap...