Capítulo 7: Un encuentro inesperado

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Nolmaria

El pequeño Arthel, tan pronto como se despidió del viejo pokémon pájaro, corrió a toda velocidad, sin apenas detenerse un segundo a mirar los modestos escaparates de las tiendas de ese pueblo. La mayoría de ellos solo vendían un montón de utensilios agrícolas y los respectivos frutos cosechados para la subsistencia de los locales.  Lo que verdaderamente llamó su atención era lo tranquilo que estaba ese sitio. Pese a tratarse de una zona comercial, la mayoría de los pokémon no hablaban en voz alta, intercambiando sus mercancías con gran discreción, muy distinto a lo que se acostumbraba en los animados mercados de Misuvia, donde los comerciantes pregonaban a viva voz sus mercancías y las decenas de compradores regateaban y charlaban con ánimo, saludándose los unos a los otros.

Aquí los compradores eran más bien pocos, la mayoría pokémon de aspecto huraño y con cara de pocos amigos, que se movían con discreción y no llevaban muchas cosas encima. El único puesto en el que parecía haber alguien amable, era el de una anciana Leavanny, que se entretenía tejiendo unas hojas.

Solo por asegurarse, el Mudkip le preguntó educadamente a la anciana insecto si estaba siguiendo el camino correcto hacia la salida oeste de Nolmaria.

-Efectivamente jovencito - respondió con su chirriante voz la vieja Leavanny- sigue por este camino y saldrás de Nolmaria. ¿Acaso te diriges a la Academia Plateada?

-Así es -dijo sorprendido Arthel - ¿Cómo lo supo?

- No eres de por aquí, eso está claro, y lo único que encontrarás en esa dirección es la Academia. Es curioso, hace nada pasó por aquí otro jovencito que al parecer también se dirigía hacia allá.

- No me diga - Arthel pensó para sus adentros que, si se apresuraba, tal vez lograría alcanzar a ese viajero y llegar juntos a la Academia. Si tenía suerte, podría conocer a un nuevo amigo ese mismo día, incluso antes de entrar a la propia Academia. Emocionado ante dicha perspectiva, Arthel se perdió en sus pensamientos durante un momento, fantaseando ya el formar su propio equipo de exploración. Las palabras de la vieja tendera lo regresaron a la realidad.

- Y si, por un casual, ese pequeñín y tú, vinieron a inscribirse como un nuevo miembro de la Academia, me temo que ambos están algo atrasados. La mayoría de los nuevos reclutas llegaron hace poco más de una semana. De seguro que la señora Fleiris ya les dio la inducción y todo el protocolo de bienvenida que tienen por ahí. 

Apremiado por este comentario, Arthel se despidió con rapidez de la amable anciana y continuó con su alocada carrera. Pronto vislumbro un pequeño pórtico de madera, bastante modesto, que constituía la salida del pueblo. Al llegar, lo arremetió de improviso un fuerte golpe de energía oscura, seguido de varias exclamaciones provenientes de distintas voces.

Nolmaria (salida ruta 221)

Unos pocos minutos antes de que Arthel se detuviese a charlar con la Leavanny, el pequeño Snivy se acercaba a la salida del pueblo, cuando una aguda voz le habló a su espalda.

-¡Eh! ¡Hola! Soy Leaffy, ¿vas a la Academia Plateada?

Un poco sobresaltado, el pequeño Snivy se giró para encontrarse frente a frente con una alegre Swadloon que le miraba fijamente con una cálida sonrisa.

- ¿Quieres ser un explorador? ¡Qué bien! Yo me lo plantee una vez, cuando todavía era una cría, pero luego me di cuenta que me gustaba mucho estar cerca de mi familia y no soportaría viajar y alejarme de ellos. Si, explorar y recorrer el mundo no es lo mío.

El Snivy se acomodó la bufanda en torno a su cuello y continúo caminando, en silencio, y sin responderle a la chica. Esta no se dejó desanimar por el evidente desinterés del joven viajero y continuó avanzando a su lado, con no poca dificultad.

Pokémon Ausvandel: La academia PlateadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora