Parte 2

1.2K 106 4
                                    

Capítulo 2

Diego se sentó en el comedor de la empresa. Al fin podía almorzar algo sin estar todo el día presionado con acabar esos estúpidos informes para la presentación de mañana. Como si la empresa fuera suya...

—No entiendo por qué no te portas como hombre y les dices lo que piensas —rezongó Jennifer—. Es obvio que tú mereces ese puesto. Haces más que cualquier jefe y eso que apenas eres asistente.

—¿Me dejas comer en paz?

—Vamos, vamos —dijo ella. Sonrió y se colocó a espaldas de él para darle un masaje a los hombros—. Tienes que lanzarte al ruedo y competir por un mejor puesto.

Diego tuvo que admitir que ese masaje era relajante. Las manos de una mujer, pequeñas y delicadas, podían provocar reacciones placenteras en un hombre cansado como él. Estaba bajo una riesgosa cantidad de estrés y siendo francos, le costaba manejarlo.

—¿Mejor, guapo?

—Sí —dijo estirando los brazos—. Debería tomarme vacaciones.

—Hazlo —Jennifer se sentó delante de él y contempló al sujeto con una expresión que rozaba la ternura y la lujuria. Era vidente que sentía algo por él, así que era una lástima que estuviera casado.

—Siento que si dejó la oficina, algo saldrá mal. Tengo mucho trabajo.

—¿Quieres que te ayude? Envíame lo que tienes y lo terminaré. Será menos carga para ti.

—Lo pensaré —dijo Diego antes de darle una mordida a su sándwich de pollo.

Apenas había empezado a tragar, cando la voz de Marcos, su jefe, sonó como una bomba en el comedor.

—¡Diego! ¡Diego, ven aquí!

—No vayas —dijo Jennifer y puso su delgada mano sobre la de él—. Es tu hora de comida. No puede decirte qué hacer.

—¡Diego!

El hombre maldijo para sus adentros. Dejó a Jennifer y corrió hacia Marcos.

—¿Sí, señor?

—Tengo una junta importante. Necesito que lleves estos papeles a HardTec y los entregues al departamento de mercadotecnia.

—Pe-pero... ¿podemos enviarlos por correo?

—No, son demasiado importantes. Necesito que los revisen. Ve, ahora.

—Es que estaba comiendo.

—Puedes tomarte la hora después. Haz lo que te digo. Para eso cobras ¿no?

Marcos le dio la espalda y siguió a otros ricos ejecutivos hacia la sala de reuniones. Diego tomó aire y se dio la media vuelta. Jennifer apareció delante de él con las manos en la cintura.

—Eres débil.

—¿Quieres ayudar? Perfecto. Llévame a HartTec para entregar esto.

Él pensó que así ella dejaría de molestarlo, pero todo lo que consiguió fue que Jennifer sonriera.

***

Subieron al convertible de Jennifer, y Diego no dejó de sorprenderse por la cantidad de dinero que ganaba su compañera. Estaba en un puesto en la jerarquía de TurboSoft y dirigía el departamento de mercado. Ganaba suficiente plata como para cambiar de coche cada año.

—Adelante —sonrió ella—. El cuero de los asientos no se va a derretir si disfrutas un poco.

—Sólo llévame a HartTec.

[Terminado] A mamá le gustan las mujeres [Historia Lésbica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora