Parte 56

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 Capítulo 56

La botella giró y apuntó a Lucy. La niña se sonrojó al darse cuenta de que era el centro de atención de su mamá y de sus amigas. Le gustaba sentirse incluida, pero seguía intimidada por ser la única pequeña entre un montón de mujeres adultas.

—¿Verdad o reto? —Preguntó Silvia y agitó su copa llena de jugo de naranja.

—Uhm... verdad.

—De acuerdo... ¿cuál ha sido la mayor travesura que has hecho en la escuela?

Lucy le echó un vistazo a su mamá. Mireya, que estaba sentada a su lado, se encogió de hombros y se hizo la tonta.

—¿Tengo que decirlo?

—Son las reglas, pequeña —recordó Alba—. Tú quisiste jugar.

—Entonces... este... pero mi mamá se va a molestar.

—Si se molesta, le toca castigo —aseguró Monse—. ¡Dale, cuenta!

—Pues... ay, vale —Lucy empezó a jugar con sus manitas—. Una vez... me enviaron un reporte por no hacer mi tarea, y falsifiqué la firma de mi mamá.

—¿Qué hiciste qué? —Regañó Mireya—. Ay, mocosa esta...

—¡Fue de mentiritas! No pensé que la maestra iba a aceptarla. Además, mamá, tu firma es bien fácil de hacer. Sólo es tu nombre y le pones dos líneas y una estrellita.

—¿Estrellita? —Preguntó Silvia—. ¿Qué eres, mujer? ¿Una cría?

—Esa ha sido mi firma desde que saqué mi identificación.

—¿Estás enojada, mami?

—Pues no —aceptó Mireya—. Ya no tiene caso. Vas tú. Gira la botella.

Lucy suspiró de alivio e hizo lo que su madre le pidió. La boca de la botella apuntó a Silvia. La mujer enderezó la espalda y se pasó el cabello rubio detrás de las orejas.

—Dispara.

—¿Verdad o reto?

—Ya que ninguna de las cobardes aquí presentes ha elegido reto, yo me arriesgaré.

—Uhm...

—Nada fuera de lugar —advirtió Mireya.

—Veamos... —Lucy rió con gesto travieso—. Declárale tu amor a Alba.

—¡Ooh esta está buena! 

—¿Segura? ¿Y si se enamora de mí?

—Eso quisieras, linda —se burló Alba.

—Bueno, vale, vale.

Silvia se giró hacia la anfitriona de la pijamada y tomó aire antes de empezar su actuación. Bebió lo último que le quedaba a su jugo y tras aclararse la garganta, sujetó suavemente la mano de su amiga y la miró a los ojos.

—Oye... sé que estos días han sido maravillosos para las dos...

—¡Wuuuuuuuu! —Dijeron las demás del grupo.

—¡Shh! —Las calló Lucy.

Silvia continuó.

—Cada vez que estoy junto a ti... no sé qué me sucede, pero empiezo a sentir que los días son cortos y que el tiempo sencillamente ya no me alcanza.

Alba se sonrojó y se aguantó las risas.

—Ajá...

—Y lo he pensado mucho —dijo con sentimiento—. No soy perfecta, ¿quién lo es? Aun así, algo me dice que si lo intentamos, podría darse algo bueno entre las dos.

[Terminado] A mamá le gustan las mujeres [Historia Lésbica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora