Capítulo 45
Los mensajes no dejaban de llegar a su teléfono. Clarisa sonrió conmovida por la preocupación que Cris mostraba por la pequeña Lucy, y le respondió que no se alarmara por ella, pues la situación estaba bajo control. De cualquier manera, pensaba recompensarle por mostrar tanto interés en la vida de su familia. Quizá un bailecito erótico en tanga, o tal vez su enésimo intento de hacerle una garganta profunda para complacerlo. Tragarse el enorme atributo de Cris no era sencillo para una novata en las artes de la felación como ella.
Clarisa suspiró y cruzó las piernas para estar más cómoda en la sala de espera. Su madre y Jennifer habían llegado hacía sólo unos minutos y estaban hablando con Lucy y el médico que la había atendido.
Lo más raro del asunto, había sido la... ¿amistad? que había entre Jennifer y su madre. Las últimas semanas se habían hecho más cercanas: hablaban mucho por teléfono, salían a tomar un cafecito por las tardes o sencillamente reían como si fueran conocidas de toda la vida.
Clary no sabía cómo sentirse al respecto. Quería a Jennifer porque siempre la había considerado un buen partido para su padre. Era maternal y sincera. Una mujer que había nacido para triunfar tanto en la vida familiar como en lo profesional. Todo lo que Mireya nunca había podido ser. Ahora, las cosas habían cambiado y su madre lucía como una mujer renovada, con las ideas bien claras y unas inmensas ganas de vivir.
Francamente, Clarisa no sabía a quién escoger como figura materna. De Jennifer le atraía su entusiasmo y el interés que mostraba por ella y su hermanita; y de Mireya... bueno, ella siempre sería su madre y parecía querer arreglar los errores del pasado. Eso generaba empatía por una parte, y por otra, hacía sentir a Clarisa culpable por todas las cosas malas que había pensado.
Sea como fuere, puso la vista en ellas. Hablaban y sonreían con el médico. Eso indicaba que la situación estaba bajo control y que Lucy estaría bien. Lo único que quedaba era pagar la cuenta de la clínica, porque aunque tuvieran seguro médico, el hospital estaba bastante lejos de su casa y su tío había preferido traerlas a un centro particular porque Lucy no había parado de quejarse. Sus gritos los pusieron a todos de los nervios.
Cuando el médico se fue, sucedió algo extraño a los ojos de Clarisa: Jennifer le rozó a Mireya el rostro con los dedos y le dio un besito en la frente. Después se fue a la caja para hacerse cargo de la cuenta.
—¿Qué rayos? —Se preguntó Clary. Sus sospechas se hicieron más insólitas después de ver cómo Mireya contemplaba a Jennifer marcharse.
Era la misma mirada que ella ponía cuando estaba cerca de Cristian.
—¿Cómo está Lucy? —Carlos volvió con una lata de refresco y se dejó caer sobre el asiento al lado de su sobrina.
—Bien. En unos días estará brincando como siempre.
—Menos mal que Mireya no me regañó por descuidarla.
—No fue tu culpa, tío. Cuando Rox y Lucy juegan, son como dos huracanes.
—Tal vez —Carlos se pasó la mano sobre el cabello—. Si tu padre estuviera aquí, me habría dicho dos o tres cosas. Carajos, como lo extraño. ¿Por qué se tuvo que ir?
Clary pensó que era lindo que su tío echara de menos a su hermano. Ella compartía el sentimiento.
—Sí, también yo. Mamá y él van a empezar a hablar sobre el divorcio.
—¿Y cómo estás con eso?
—Más o menos —movió la cabeza de un lado a otro—. No dejo de sentirme como una molestia. Lucy y yo somos hijas de un matrimonio forzado y nacimos sin amor.
ESTÁS LEYENDO
[Terminado] A mamá le gustan las mujeres [Historia Lésbica]
RomanceMireya lleva 3 años de relación con Alice, y la ha mantenido escondida de su esposo y de sus hijas; pero el compromiso se hace cada vez más serio y Alice empieza a presionar a su novia para que revele la verdad. Abrumada por la culpa y amor en parte...