Capítulo 46
Si había algo con lo que Clarisa no podía lidiar, era con los secretos. No le gustaba que la gente le escondiera las cosas, y menos cuando se trataba de un tema delicado como la orientación sexual de su propia madre. No sabía si sentirse traicionada o confundida, o en el peor de los casos, avergonzada por su propia reacción.
Había salido de la casa con tal furia, que incluso ella se sintió como una niña haciendo un berrinche delante de una multitud. No era cosa suya ponerse así, pero de vez en cuando, perdía el control y necesitaba que alguien la calmara. Usualmente ese era su papá o su tío. Ahora sólo había un hombre a la que podía acudir después de semejante rabieta, y ese era Cristian.
Apareció delante de su puerta y apenas salió el chico a recibirla, ella se lanzó a sus brazos y le pidió que por favor la abrazara y la dejara esconderse un rato en su habitación.
Y ahí estaba ella, relatándole a su novio toda la bochornosa situación que había vivido minutos atrás. Primero estaba esa extraña vieja con cara de snob que se había presentado ante Lucy como si la conociera de toda su vida, y después de eso, la increíble revelación de que Jennifer y Mireya estaban saliendo.
—¿Por cuánto tiempo me lo escondieron? ¿Por qué nadie me dijo qué estaba pasando?
Cristian, sentado en la cama, se debatía entre escuchar a su novia o dejar que el noventa y cinco por ciento su atención se fuera hacía su ropa. Clarisa había llegado vistiendo una blusa roja y una falda plisada, varios centímetros por encima de sus rodillas. Llevaba unas sandalias de tacón medio que le daban a sus piernas un aspecto estilizado y sensual. Eso sin olvidar su alaciada cabellera negra y la sombra bajo sus ojos.
Es tan hermosa dijo Cristian en su mente.
—¿Qué piensas tú? —Preguntó ella, girándose de repente y cruzando los brazos.
—Bueno, preciosa. Quizá no te lo dijeron porque pensaron que reaccionarías justo como lo estás haciendo ahora.
—¿Y cómo estoy reaccionando ahora?
—Un tanto... ¿exagerada?
Clarisa sonrió con cierta maldad y se inclinó hacía el chico.
—No sé cuántas novias has tenido, pero ya deberías saber que a una mujer encabronada no se le dice "exagerada".
—Eso significa que no habrá más sexo oral para el buen Cristian.
—Eso lo veremos —dijo ella con una sonrisa encantadora. Después resopló y se apoyó en el escritorio de su chico—. No sé qué pensar de todo esto. ¿Mi papá lo sabe? ¿Y si esa fue la verdadera razón por la que se marchó? ¿Y si se enteró de que Jennifer y mi madre estaban saliendo?
—Bueno...
—¡¿Y si fue mi mamá quien le quitó a Jennifer?! Que yo sepa, Jenn no tenía esas preferencias.
—¿Segura? Leí en Facebook que todas las mujeres tienen un poquito de lesbianas corriendo por sus venas.
—¿Hasta yo?
—Eso depende. Hagamos un trío y comprobémoslo.
—De acuerdo —dijo ella con naturalidad—. Consigue a un amigo y me acostaré con él y contigo al mismo tiempo.
—Ahm... no.
—¿Ves? —Rió ella. En realidad estaba bromeando, aunque como muchas chicas, yacer en la cama con dos hombres al mismo tiempo, era una fantasía de lo más escondida y picante—. El punto es que mi vida familiar está volviendo a cambiar y ya sabes que no me gustan los cambios.
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[Terminado] A mamá le gustan las mujeres [Historia Lésbica]
RomanceMireya lleva 3 años de relación con Alice, y la ha mantenido escondida de su esposo y de sus hijas; pero el compromiso se hace cada vez más serio y Alice empieza a presionar a su novia para que revele la verdad. Abrumada por la culpa y amor en parte...