Parte 47

487 42 6
                                    

Capítulo 47

—Extraño a mi nueva abuela.

La inocencia de Lucy no tenía escala de comparación. Mireya, Jennifer y Clarisa miraron a la niña mientras todas desayunaban en el comedor.

—No es nuestra nueva abuela —corrigió su hermana mayor—. Es la mamá de Jennifer.

—Pero ella dijo que lo era y que me traería regalos en navidad.

—Intenta comprarte con muñecas y casitas —explicó Jennifer—. No seas tan fácil de convencer, cariño.

—Pues funciona —Lucy se encogió de hombros—. ¿Qué más le puedo pedir?

Mireya se limitó a sonreír y bebió un sorbo de su café.

Abigail se había marchado dos días atrás, y sólo después de asegurarse de que Mireya no era un grano en el culo para su hija. Al final de cuentas, había terminado aceptándola y eso, viniendo de una señora quisquillosa y delicada como ella, era bastante.

—¿Y cuándo conoceré a tu madre? —Preguntó Jennifer.

—Cuando se deje ver. Sigue enojada conmigo por...

Clarisa le dio una pequeña patadita a su madre por debajo de la mesa y señaló a Lucy con los ojos. Mireya comprendió: la niña aun no sabía sobre el divorcio. No era el momento de arruinar el desayuno con información como esa.

Lucy no pareció darse cuenta del tema que estaban tratando, y siguió comiendo su cereal de chocolate con pequeños malvaviscos.

—¿Y tienen planes para hoy? —Preguntó Clary, sólo para sacar un tema de conversación.

—En realidad, no —respondió Jennifer, sujetando la mano de Mireya sobre la mesa—. Pensé en quedarme aquí hasta la tarde y ayudar a tu mami a acomodar los muebles de su dormitorio.

—Tenemos que ir a comprar nuevas persianas y unas repisas —aclaró Mireya—. ¿Vienes?

—No —Clarisa resopló con flojera—. Iré al partido de Cristian. Uno de sus amigos se lastimó el tobillo y le pidió a él que lo supliera en un juego.

—Uy —bromeó Mireya—. Tienes un novio que es una estrella de futbol.

—No lo es —la chica rodó los ojos—. Tiene buena condición, pero no es bueno con la pelota. Lo vi entrenando ayer y su zapato voló cómo diez veces antes de meter un gol.

—Me parece atlético —dijo Jennifer—. ¿Por qué no lo invitas a cenar? Así podré conocerlo mejor.

—¿Qué? ¿Ahora eres como mi papá?

Tal vez su comentario estuvo fuera de lugar. Jennifer y Mireya se dieron cuenta de que el humor de Clarisa no mejoraba con respecto a antes de enterarse de que ellas eran una pareja. Era como si se hubiera vuelto sarcástica y antipática. Francamente, empezaba a ser un dolor de cabeza.

—No, no —Jennifer intentó componer la situación—. Simplemente...

—Cristian es un buen chico. Eso ya quedó claro. No tienen por qué dudar de sus intenciones.

—Es verdad —dijo Mireya—. Pero sigues viviendo en mi casa y quiero saber más del hombre con el que sales.

—¿Para qué? ¿Para asegurarte de que mi relación no fue una farsa como la tuya?

—¿Qué...?

—No le hables así a tu madre —replicó Jennifer con visible enfado.

Clarisa las miró a ambas. Exhaló sonoramente y se levantó con su plato. Lo dejó en el fregadero y subió por las escaleras. Lo último que las mujeres escucharon, fue su puerta cerrándose con fuerza.

[Terminado] A mamá le gustan las mujeres [Historia Lésbica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora