Parte 52

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Capítulo 52

Los días sin Jennifer iban a ser difíciles, pero también le servirían a Mireya para evaluar cómo estaba marchando su relación. Apenas llevaba unos meses saliendo con esa... sensual y divertida diosa, y ya sentía deseos de hacerla suya y de pasar con ella el resto de sus días. ¿Había algo bueno en eso o sólo era un aviso de que las cosas no iban bien? ¿Dependía emocionalmente de las atenciones de Jennifer?

—Así que... hace que me sienta demasiado feliz.

—¿Y por qué ese es un problema? —Preguntó Clarisa después de darle un sorbo a su café frío. Le gustaba que su madre la tomara en cuenta y que se desahogara con ella, pero en el fondo no dejaba de ser un tantito incómodo.

—No, no, no es un problema. Solamente tengo miedo de arruinarlo. Es que ahora estamos tan bien y somos tan felices las dos... que parece como si la vida estuviera a punto de darme una lección.

—Estoy segura de que no es así. Tú la quieres y viceversa, ¿por qué arruinarlo? Mamá, creo que lo que tienes es ansiedad. Tu mente te traiciona y te pone el peor escenario posible. Calma.

—Es que la extraño y tengo miedo de volverme dependiente de ella y no poder hacer las cosas por mi cuenta.

—Bueno —Clary le dio otro sorbo a su bebida fría—. Dicen que el amor es una bella forma de manipulación. Te sometes a los sentimientos de los demás y entregas una parte de ti.

—Tienes razón —asintió Mireya, y sólo pudo pensar en que Jennifer la amarrara a la cama y la sometiera de una forma placentera y jugosa. Su libido estaba a tope y sólo una mujer como Jenn podría calmarla.

—Si te hace sentir mejor, mamá, me alegra que Jennifer se haya quedado en mi vida y en la de Lucy. Siempre la quisimos.

—Más que a mí ¿verdad?

Clarisa se sonrojó y decidió no responder. Le echó un vistazo a su reloj y abrió los ojos de par en par.

—Cristian viene en treinta minutos y todavía no me arreglo.

—¿Irán a almorzar?

—Sí.

—¿Almorzar de verdad o solamente es un eufemismo?

—No te voy a decir eso —la chica frunció el ceño.

—Pues con esa evasiva acabas de confirmarlo. Ten cuidado —advirtió con el mejor tono maternal que pudo. Clarisa solía ponerse a la defensiva cuando alguien mencionaba a su novio en malos términos. Era una chica que protegía al hombre que amaba y que lo haría aún a sus espaldas—. No quiero ser abuela y terminar de sentirme más vieja de lo que ya estoy.

Clary volvió a tragarse cualquier comentario ácido y corrió al baño para ducharse.

Al quedarse sin compañía, Mireya pensó en que sería buena idea hablarle a Jenn. Estuvo a punto de hacerlo hasta que se percató de que no tenía por qué molestarla. Seguramente estaría metida en alguna junta importante, haciendo lo que mejor sabía hacer: engatusar a la gente con su maravillosa presencia y su increíble carisma.

Lo que sí hizo, fue volver al sofá, acostarse y colocarse los audífonos para escuchar los últimos audios que Jenn le había enviado.

"Realmente me gustas y... Dios, Mireya, me encantaría que estuvieras aquí. Hay tantas cosas para ver".

"Tengo una idea. Cuando regrese, hay que planear un viaje solo para nosotras. ¿Ya te había dicho que quería salir al aire libre? Pues me encantaría irme de campamento.

"Bien, tengo que irme, cariño. Espero que me estés extrañando y recuerda alejarte de los cigarrillos".

Eso le hizo pensar a Mireya que llevaba mucho tiempo sin probar uno, y aunque la tentación seguía presente, no iba a defraudar a Jennifer.

[Terminado] A mamá le gustan las mujeres [Historia Lésbica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora