Parte 16

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Capítulo 16

Clarisa salió del aula apenas sonó el timbre. Corrió por el pasillo sin importarle quitar de su camino a los estudiantes que se le atravesaban y atrapó al profesor Rubén, de matemáticas, mientras salía de un salón y se dirigía al de ella.

—¡Maestro!

—¿Qué pasó, Clary?

—Eh... —la chica se paró delante de él y empezó a hacer ricitos con su cabello—. ¿Podría faltar a su clase?

—¿Qué? ¿Otra vez? —El maestro frunció el ceño—. Es la tercera vez en esta semana que faltas.

—Tengo que salir a tiempo para ir a buscar a mi hermanita a la primaria, llevarla a casa, preparar la comida y...

—Estás descuidando tus estudios —resopló el hombre. Le dio un sorbo a su café y miró a la chica a los ojos—. Tu tutora ya me dijo sobre el asunto con tu familia. Vete. No te pondré falta, pero quiero que uses el fin de semana para ponerte al día con tus tareas. Las quiero el lunes en mi escritorio, o reprobarás por default.

—Lo tendré en mente. ¡Muchas gracias!

Aseguró su mochila al hombro y bajó corriendo por las escaleras. Rubén tenía razón al decir que se estaba descuidando sus estudios y Clarisa empezó a sentirse mal por faltar a su clase. Era el maestro más dedicado de la plantilla docente, y por eso es que hablaba en serio cuando decía que la reprobaría si no entregaba sus trabajos.

Clarisa no podía reprobar. Eso sería un golpe a su orgullo. Sus chances para entrar a una buena universidad se desvanecerían y su padre le llamaría la atención. Y Diego ya tenía demasiado en mente. Trabajaba horas extra y se rompía el lomo en la oficina, haciéndole los mandados a su mugroso jefe.

Pasó corriendo al lado de un chico que estaba apoyado en la pared y jugando con su celular.

—Eh, Clary. ¿Podemos...?

—¡Ahora no, Cris!

El chico frunció el ceño y la siguió por el pasillo.

—¡Ey! ¡Aguarda! ¿Cuál es la prisa?

—Llego tarde —dijo ella. Aminoró el paso para que el muchacho la alcanzara—. Tengo que ir por Lucy a la escuela. El otro día casi la atropellan cuando intentó cruzar el paso peatonal.

—¿No tienes unos minutos?

—Habla.

—Es que... es algo privado.

—No tengo tiempo para eso.

—Puedo llevarte.

Clarisa se detuvo en seco frente a la reja de la preparatoria.

—¿En serio?

—Sí. Mi papá me dejó el coche. Se compró una bonita camioneta y...

—Sí, sí. ¿Puedes llevarme? ¿No te molesta saltarte las clases?

—Para nada —Cris sacó un pañuelito para secarle la frente a Clarisa—. Además, ya estoy reprobado por decirle a la maestra Lucrecia que no se desquitara con nosotros por su divorcio.

—¿En serio? ¿Y no la reportaste a la dirección?

El chico se pasó la mano por el cabello.

—Soy el dolor de cabeza de los maestros. ¿Crees que me harían caso?

—Cierto. Eres un desastre.

—Eh, pero soy el mejor de matemáticas. No me importan las demás materias.

[Terminado] A mamá le gustan las mujeres [Historia Lésbica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora