Parte 12

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Capítulo 12

—¡Pero sin el brasier! —Gritó Alejandra con un entusiasmo nacido por el alcohol.

—¡Nooo! ¡Eso ya no! —Rió Alice una vez que se dejó contagiar por el ambiente picante de la fiesta. Miró a Leydi como buscando su apoyo, pero su prima sonrió y se encogió de hombros.

—¡Tú decides, mujer!

Era atrevido, quizás hasta inmoral, pero Alice había sido una persona correcta por demasiado tiempo y estaba en confianza. Si bien no conocía a fondo a los amigos de su prima, empezaba a ceder a ellos. Eran alegres a pesar de que tenían sus problemas y por eso se juntaban a beber y a reír.

Eran como una versión pervertida de F.R.I.E.N.D.S.

Así que lo hizo. Entre risas y con la cara roja, se abrió la camisa de botones y se quitó el brasier. Sus pechos rebotaron libres de su atadura.

—¡Wooo! —Gritó Carol—. ¡Eso, beibi!

—¡Ya se puso ruda esta cosa! —Exclamó Sharon.

Incluso Oscar se puso un tanto rígido allá abajo después de ver lo buena que estaba Alice. Costaba creer que era lesbiana.

—Bien —dijo Leydi—. Masaje de tetas para Oscar.

—No se vale tocar —advirtió Alejandra con su distraída sonrisa.

Alice se dio cuenta de que las cuatro mujeres estaban mirándola con una porción de deseo y diversión. No sabía si a alguna de ellas le atraían las mujeres, pero tampoco importaba. No tenía ganas de meterse en una relación.

No, de momento.

—Va, date la vuelta —dijo a Oscar.

—Esperen un momento —Carol corrió a su dormitorio (estaban en su departamento) y trajo consigo una botellita de aceite de coco que usaba para hidratarse la piel—. No sería un buen masaje sin un poco de esto.

Alice agarró la botellita y se puso un poco sobre las manos. Las frotó y empezó a hacer movimientos sexis con las caderas. Sus pechos quedaron relucientes por el aceite. Sus pezones rosados incluso adquirieron una sugerente dureza.

—Esta es la mejor noche de mi vida —dijo Oscar antes de darle un sorbo a su bebida. Se sentó con las manos apoyadas en el respaldo de la silla y dejó su espalda descubierta.

Alice se acercó a él. Su corazón latía con fuerza, víctima de la emoción y del deseo. Cerró los ojos y empezó a restregar sus pechos sobre la fuerte espalda de Oscar.

—¡Ay noooo! —Exclamó muerta de la vergüenza.

—Eso es... —Oscar, por supuesto, estaba en la gloria. Cerró los ojos y dejó que el miembro dentro de sus pantalones ganara todo el tamaño que quisiera.

Sentir las puntitas duras de Alice moviéndose sobre él casi hizo que se diera la vuelta y las tomara con la boca. Claro que si hacía eso, las chicas de la mesa no dudarían en meterle un pepino por el trasero.

Eso tampoco estaría tan mal.

—¡El cronómetro! —Leydi se había olvidado de poner el tiempo. Su prima le lanzó una mirada de falsa molestia y siguió con su labor.

Gracias al aceite, sus tetas resbalaban como hielo sobre la piel del hombre.

—¿Te gusta? —Preguntó muy cerca de su oído.

—Sí. Se siente... de maravilla.

—¿Son naturales? —Preguntó Sharon, refiriéndose a sus senos.

[Terminado] A mamá le gustan las mujeres [Historia Lésbica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora