Parte 49

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Capítulo 49

Había soñado con ella y no había tenido deseos de despertar ni de moverse de la cama. Mireya se dijo que tener esa clase de fantasías mientras dormía era señal inequívoca de que estaba enamorada de Jenn. Podía sentirlo dentro de ella, pues la quería tanto que hasta le resultaba doloroso en el pecho. Su sonrisa, el sentimiento de cariño proyectándose de sus ojos, el compromiso y su inherente maternidad componían un ser que le arrebataba suspiros, y si bien ella había asumido una actitud de no dejarse ilusionar, dentro de ella esperaba que Jennifer pasara el resto de su vida a su lado.

Criarían juntas a las chicas.

Vivirían en la misma casa.

Tal vez hasta tuviesen un bebé. Estaban a tiempo ¿no?

Sea como fuere, Mireya disfrutaba del amor que sentía y aprovechaba las fuerzas que surgían de él. Así, tuvo los ánimos para levantarse a las seis de la mañana, salir a caminar por una hora y volver a casa para ducharse y prepararles el desayuno a sus hijas.

—¡Hey! ¡Bajen a comer! —Las llamó por las escaleras.

Lucy fue la primera en bajar con el pato de peluche bajo el brazo. Su cabello estaba hecho un nido de aves y se frotaba los ojos con el dorso de la mano.

—Buenos días, ma.

—¿Y tú hermana?

—No sé.

Mireya volvió a llamar a Clarisa, y esta vez la chica bajó vestida con ropa deportiva y el cabello amarrado en una coleta.

—Ah, mírate. ¿Empezando una vida fitness?

—Más o menos. Una pendeja le está echando el ojo a Cristian.

—Oh, eso no suena bien.

—Es una zorra —dijo Clarisa con una mueca de asco. Abrió el refrigerador y sacó una manzana roja para comérsela—. Se ha acostado con casi todos en el equipo de futbol. Publicó en su Facebook que las mataditas como yo debíamos quedarnos en la biblioteca y no juntarnos con los "populares". ¿Populares? ¿Qué mierda significa eso? ni que estuviéramos en una película gringa. Y lo peor de todo es que empezó a darle "me divierte" a todas las fotos de mi perfil y a los comentarios que le pongo a Cristian.

—Suena a que te está declarando la guerra.

—Cristian la detesta. Le rompió el corazón a uno de sus mejores amigos y desde eso no la soporta. Y créeme que lo entiendo, mamá. Dos minutos con ellas y verías lo odiosa que es.

Mireya le sirvió un el desayuno a Lucy.

—¿Y qué harás?

—Demostrarle que no por sacar buenas notas en la escuela soy una nerd que se queda en casa viendo televisión. Voy a ir con Cristian al gimnasio para que los dos estemos... sexyyys.

—¿Gimnasio en pareja, eh? Suena bien. Estarás motivada.

—Sí, y así esa cabrona sabrá de lo que las nerds somos capaces.

—¿Y vendrás a almorzar?

—Uhm, no. Iré con Cristian a comer. Estoy llevando mi ropa para cambiarme en su casa —alzó una bolsita que tenía en la mano.

—Y supongo que te bañarás ahí.

—Esa es la idea.

—Juntos.

—Exacto.

Mireya suspiró y Clarisa notó que su madre estaba molesta por algo.

—¿No te parece la idea?

[Terminado] A mamá le gustan las mujeres [Historia Lésbica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora