Parte 20

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Capítulo 20

Diego odiaba llevar el trabajo a casa, pero si quería ese ascenso a jefe de departamento después de la fusión entre HardTec y TurboSoft, más le valía adelantarse y terminar todos esos estúpidos proyectos y gráficas sin sentido.

Estiró la espalda, tronó sus nudillos y siguió tecleando en su portátil. Las teclas ya estaban desgastadas y la pantalla fallaba un poco si abría la tapa más allá de noventa grados. Sentía tensión en los hombros y sus ojos lagrimaban por el cansancio.

—¿Estás despierto? —Preguntó Jennifer. Golpeó la puerta con los nudillos y entró.

Era la primera vez que estaba en el dormitorio de Diego y, lo único que le llamó la atención, fue la cama matrimonial que estaba pegada a la pared. Jennifer se consideraba una excelente amante, una leona entre las sábanas y un poco pervertida cuando de imaginarse posiciones se trataba, así que se culpó al pensar en que podría pasar la noche con Diego y dormir enamorada entre sus brazos.

—Aquí sigo —bostezó el hombre y se giró en su silla de rueditas. Aunque estaba cansado, la presencia de Jennifer le sentó bien. En el organigrama de TurboSoft, ella ocupaba un puesto por encima del suyo y que lo viera trabajar tanto, podría ayudar a obtener una valiosa recomendación—. Estaba acabando unos trabajos que me dejó Victor.

Jennifer cruzó los brazos y apoyó la espalda en la pared.

—Victor, Victor. Siempre ese borracho apestoso. No sé en qué pensaba el de recursos humanos al enviarte con él. No hace más que explotarte. En las juntas de jefes, es el primero en irse y el último en llegar. Además, siempre está criticando a todos. El otro día destrozó a la jefa de publicidad.

—Sí, sé que es un asno, pero de él depende mi ascenso después de la fusión.

—En fin. Esfuérzate —dijo sonriendo con cierta malicia coqueta—. Mi recomendación no será gratis.

—No esperaba que fuera así —dijo Diego, respondiendo a la sonrisa.

—Como sea. Ya me voy a casa. Lucy está bañadita, le puse el pijama y ya la acosté, Clarisa está leyendo el libro que le dejaron en la escuela y tu hermano se acaba de marchar. ¿Hay otra cosa que quieras?

—Jennifer, ganas casi el triple de lo que gano yo. No eres mi sirvienta.

—Me gusta ayudar —dijo ella encogiendo los hombros—. Por cierto ¿cómo estás con esto de Mireya? Aun me cuesta creer que se haya marchado sin siquiera discutir sobre la custodia de las niñas.

—Mejor para mí. No me sentiría tranquilo dejándolas a su cuidado.

—Eso es verdad —Jennifer se sentó en la cama y cruzó las piernas. A Diego le fascinaban sus pantorillas. Eran perfectas—. Lo más importante es que te concentres en tu familia y en tu carrera.

—Siendo sincero, sin Mireya aquí, soy más libre y la casa funciona mejor. Lo siento por Clarisa, porque ella es la que tiene que hacerse cargo de la comida, la limpieza y de Lucy. ¿Sabías que está interesada en un chico?

—Sí. Me lo acaba de contar.

—¿En serio? —Diego se sorprendió de la confianza que tenía su hija hacia Jennifer. Supuso que los temas sobre muchachos eran más fáciles de tratar entre mujeres.

—Calma. Ella es una buena persona y por lo que me contó, el tal Cris no parece tener malas intenciones con ella. Si sólo quisiera sexo, hay docenas de chicas más fáciles.

—Creo que eso es un alivio. No soportaría que Clary pasara por una relación tan jodida como la que tuve con Mireya.

—Ya hombre. Vamos. Acompáñame a la puerta.

[Terminado] A mamá le gustan las mujeres [Historia Lésbica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora