Capítulo 57
Cristian no se sentía cómodo contándoles sus problemas a los demás, pero hablar le había hecho bien. Necesitaba sacar los malos pensamientos y armarse de valor para enfrentar a sus tíos una vez que regresara a casa.
Mireya sintió empatía por el muchacho, y eso ya era algo raro. Antes de conocer a Jenn, los problemas de los demás no le importaban en lo absoluto. El mundo giraba en torno a ella y le gustaba ser el centro de atención. Jennifer había conseguido sacar lo mejor de su persona y Mireya se había dado cuenta de que enfrentar un problema al lado de su novia hacía la situación más digerible.
Amor en equipo, le gustaba pensar.
—Fue buena idea dejarlos a solas —dijo Jenn. Caminaba por el zoológico con Mireya y Lucy. Llevaba a cada una de la mano, como si ya fueran parte de su familia—. Ese chico necesita tiempo para reflexionar.
—Oh, yo creo que Clary lo consolará muy bien —dijo Mireya con evidente sarcasmo.
—Se estarán besuqueando sin ropa —rió Lucy. Las dos mujeres le lanzaron una mirada fruncida—. ¿Qué? Tampoco soy boba.
—¿Se puede saber qué tanto aprendió esta niña en la pijamada?
—Vale, lo siento. No volveré a llevarla a una fiesta así.
—¡¿Qué?! Pero si me gustó convivir con las amigas de mamá. Son unas locas.
—Mejor ve a ver a los tigres, linda —Jennifer la soltó y Lucy corrió con su cámara para fotografiar a los animales.
Mireya se aclaró la garganta y se detuvo para tomar a su novia de la cintura y darle un besito en los labios. Algunas personas las miraron con curiosidad, otras las ignoraron y otras sencillamente encogieron las cejas en señal de desaprobación.
—¿Y qué harás con lo de tu trabajo? ¿Te rendirás y dejarás que ese gay de clóset se salga con la suya.
—No hay mucho qué hacer —se lamentó Jennifer y volvió a caminar tomando a Mireya de la mano. Sus dedos estaban fuertemente enlazados y se acariciaban con los pulgares—. Tal vez sea algo bueno. Si hubiera obtenido ese ascenso, estaría más ocupada viajando de aquí para allá.
—Pero tendrías mejor sueldo y mayores prestaciones.
—¿Y qué con eso? Lo que gano ahora es suficiente. Vender más de mi tiempo... no lo sé. No quiero pasarme toda la vida trabajando y descuidar a quienes me importan.
—Oh, ¿lo dices por mí? —Mireya encaró a Jenn con severidad—. Oye, no quiero ser un obstáculo que te impida llegar a tus metas profesionales.
—Mis metas están bien —sonrió Jennifer para calmarla—. Y más que un ascenso o una oficina más grande, lo que busco es una relación duradera al lado de una persona que me ame y quiera lo mismo que yo. Y nótese que dije "persona" y no hombre, así que estoy bien contigo. Lo que tenemos es especial y no pienso arruinarlo ahora que está en su mejor momento.
Mireya intentó mantener la seriedad, pero con un comentario así, fue imposible no derretirse como caramelo. Sonriendo, pegó la frente en el pecho de Jenn y la abrazó.
—Te amo —dijo por primera vez.
Y Jennifer lo sintió como si le arrojaran lava sobre el cuerpo. Cada fibra de su ser se agitó y le nació una sonrisa de oreja a oreja. Con esa misma sonrisa en los labios, besó la frente de Mireya y la rodeó por la cintura.
—También te amo, bebé.
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Clarisa se pasó el dedo sobre la comisura de la boca y chupó los últimos restos blancos que bajaban por su rostro. Se acostó al lado de Cristian y puso una mano sobre su pecho para sentir su respiración y sus acelerados latidos.
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[Terminado] A mamá le gustan las mujeres [Historia Lésbica]
RomanceMireya lleva 3 años de relación con Alice, y la ha mantenido escondida de su esposo y de sus hijas; pero el compromiso se hace cada vez más serio y Alice empieza a presionar a su novia para que revele la verdad. Abrumada por la culpa y amor en parte...