Capítulo 26
Logró detenerse antes de cometer una estupidez y llevársela con ella. Alejó la llave de la puerta del coche y soltó la mano de Lucy. La niña la observó con una carita sorprendida e intentó abrir el auto, pero no pudo.
—¿Qué, mami?
—Nada —suspiró Mireya—. No puedes venir conmigo.
—¿Por qué no?
—Porque no.
Por fortuna, Jennifer las alcanzó antes de que Mireya cambiara de parecer. Se quedó a una cierta distancia de ellas sin saber qué decir para aliviar un poco la tensión que se estaba presentando. En realidad no quería irse con Diego y, como no había traído su coche, pensó en que si Mireya se llevaba a Lucy, se iría con ella.
—¿Te la encargo? —Preguntó la mujer. Jennifer suspiró y bajó los hombros.
—Sí. Ven, nena.
—No, quiero estar con mi mamá.
—Mamá tiene que ir a trabajar —dijo Mireya.
—¿Y cuándo volveré a verte? ¿Vendrás a la casa?
—Ya te dije que no, porque estoy enferma.
—¿Qué tienes? —Preguntó Jenn con preocupación auténtica.
Lucy respondió.
—Tiene putitis aguda.
Las dos mujeres rieron por la inocencia con la que lo había dicho, y al final, Jennifer tomó a la niña de la mano y la atrajo hacia ella para abrazarla. Mireya lo vio, pensó en que sería buena idea decir algo, acariciarle la cabeza y pedirle que se defendiera si volvían a insultarla o amenazarla, pero al ver que Diego venía, eligió mantenerse en silencio.
—¿De verdad no quieres pasar más tiempo con ella? —Preguntó Jennifer—. Es tu hija y siempre lo será.
—Uhm... no soy una buena influencia para una niña de ocho años.
—Podrías intentarlo.
Lucy la miró esperanzada y con esa ternura que solo las niñas pueden ofrecer. Sólo por un instante, el corazón de piedra de Mireya se hizo de gelatina.
—Pues... si quiere...
Diego las interrumpió.
—¿Qué? ¿Todavía no te largas? —Preguntó a su esposa.
—¡Papi! Dile a mamá que se vuelva a casa.
—No, linda. Ella ya tiene su propia vida y nunca va a regresar.
—¡¿Qué?! ¡¿Es en serio, mami?!
Mireya le arrojó una mirada envenenada a su esposo, y sin decir otra cosa, se colocó los lentes de sol y subió al coche. Encendió el motor y se alejó sin siquiera despedirse. Vio por el retrovisor que la pobre Lucy forcejaba con su papá, gritaba e intentaba correr tras el auto como si fuera la protagonista de una película dramática.
No, amor. Estás mejor con tu papá.
Mireya se pasó la mano sobre los ojos para limpiárselos, encendió el estéreo y giró en la glorieta para retomar la avenida y marcharse otra vez de la vida de quien antes había considerado su familia.
Una familia fallida, pero familia al fin y al cabo.
Diego sonrió al ver que ella se marchaba.
Eso. Aléjate de mi hija pensó. Luego se volvió hacia Jennifer.
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[Terminado] A mamá le gustan las mujeres [Historia Lésbica]
RomanceMireya lleva 3 años de relación con Alice, y la ha mantenido escondida de su esposo y de sus hijas; pero el compromiso se hace cada vez más serio y Alice empieza a presionar a su novia para que revele la verdad. Abrumada por la culpa y amor en parte...