*Capítulo 17*

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Él me estaba mirando firmemente mientras marcaba el número en mi celular. Se había arrimado a la pared con los brazos y pies cruzados como si con su mismo cuerpo quisiera hacerme entender lo poco abierto que estaba a creerme y que iba a ser muy difícil convencerlo. Pero yo estaba segura que todo saldría bien. Mi padre no era culpable. Él no haría algo así como asesinar a un inocente... ¿O si?... no, claro que no.

La llamada comenzó a timbrar. Estaba en altavoz. Y por alguna razón, comencé a ponerme nerviosa.

—Hola, corazón—respondió mi padre— ¿Recibiste mi mensaje? Te estuve llamando, pero no contestabas.

—Hola papá. No, no lo pude ver. Estaba en clases y la maestra es muy estricta como para dejarme tener el celular al lado—me alegró lograr que mi tono sonara causal pese a que mi cuerpo estuviera tenso.

—¿Clases?

—Sí, clases del idioma. Entre otras cosas aburridas. No es nada importante—miré de reojo a Malik para ver si le molestó que dijera eso de las clases, pero no hizo ningún gesto, simplemente siguió observándome. Debía entender que lo dije para apresurar la conversación de forma natural—. ¿Y por qué me llamabas?

—Pues te contaba que tu mamá y tu hermano están respondiendo muy bien al tratamiento. A penas tienen algo de tos y se cansan si caminan mucho, pero están mucho mejor.

La noticia fue tan buena que me distraje por un momento. Me alegré y pregunté más detalles de la salud de mi mamá y de Daniel. Estaba sonriendo. Estaba feliz. Y luego vi la expresión impaciente de Malik, haciéndome una señal con la mano para que me apurara.

—La medicina se distribuyó a todos los hospitales de Isabil. Y todo gracias a ti. Creo que lo más difícil va a ser explicarle a tu madre lo que hiciste.

—Papá, eso es grandioso—lo interrumpí—, pero hay otra razón por la que te llamé. Algo importante.

—¿Está todo bien? —preguntó preocupado

—Sí, no te preocupes. No es sobre mí, de hecho, es una simple pregunta.

—Claro.

Tomé aire y solté de una vez:

—¿Qué sabes sobre la muerte de una persona en la frontera de Isabil llamado Fernand Hakim?

Luego de hacer esa pregunta, lo único me aseguró que mi padre seguía en la línea fue oír su respiración, ya que se quedó en total silencio. Miré a Malik inclinar su cuerpo hacia adelante, presionándome, exigiendo que buscara la respuesta.

—¿Papá...?

—¿Quién te contó sobre de eso? —respondió finalmente. El tono de su voz se volvió lúgubre.

—¿Por qué no me respondes?

—Fue algo que ya solucionamos—dijo tajante.

Esto comenzaba a volverse sospechoso. ¿Qué tan difícil era para mi padre responder esa pregunta?... su repentina incomodidad ante el hecho no era algo que esperaba.

—¿Y qué fue lo que pasó? —insistí

—Mientras menos sepas, mejor.

Malik frunció el ceño escuchando su respuesta, insatisfecho.

Mi plan de demostrar la inocencia de mi padre no estaba funcionando, de hecho, parecía más culpable aún. Pero eso no podía ser cierto. Debía haber una explicación.

—Creí que ya confiabas en mí como para contarme esas cosas. Estoy harta de todos los secretos que guardan mamá y tú—y eso lo dije con total honestidad. Malik no era el único interesado en obtener respuestas. Yo también las quería.

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