*Capítulo 30*

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Dos días habían pasado desde que regresamos a la casa de playa. Estaba duchándome y al salir y tomar mi móvil encontré varios mensajes de mi padre.

"¿Por qué no respondes mis llamadas?"

"Necesito saber si estás bien."

"¿Qué pasó, Isabella? Dime algo."

"Te vi en la ceremonia de compromiso del príncipe Malik hace unos días. Por lo menos sé que estás viva, pero no me has dicho nada por varios días, ni a tu madre. Estamos preocupados por ti".

«¿Preocupados?» pensé con ironía. «¿Será que estaban preocupados cuando decidieron tenerme para usarme como sacrificio?»

Lancé el móvil sobre la cama, incapaz de responderles todavía. Tan sólo pensar en lo que hicieron me hacía enfurecer.

Entonces la pantalla del móvil se iluminó y empezó a sonar. Era mi padre llamando. Hice lo mismo que había estado haciendo desde que me enteré de lo que hizo: ignorarlo. Pero luego me llegó un mensaje más que decía "Si no me respondes, iré para allá" ...

No. Definitivamente no quería verlo. Aún no estaba lista para enfrentar esta realidad. Una cosa era estar molesta con él mientras lo tenía lejos, y otra muy diferente, seguir estándolo si lo tenía en frente de mí. Entonces tendría que verlo a los ojos y reconocer que ese hombre que toda mi vida había visto como mi mayor protector o el lugar seguro al que podía regresar siempre, alguna vez pensó en sacrificarme. No sé si podría soportarlo.

"Estoy bien", le respondí rápidamente.

"Quiero que contestes el teléfono, Isabella" era un mensaje de texto, pero no me cupo duda que mi padre lo escribió como una orden, una última advertencia para que hiciera lo que me pide o vendría a verme.

Suspiré fastidiada. Tenía que responder.

"ok" escribí.

Y al segundo siguiente timbró mi teléfono. Me quedé viendo la pantalla con el nombre de "Papá" escrito en él. Sentí los nervios de solo escuchar su voz, pero si no contestaba, él vendría a ver lo que estaba pasando, así que tuve que contestar.

—Hola, papá—contesté sin ánimo.

"¿Por qué recién respondes mi llamada?" preguntó molesto.

Oírlo me oprimió el corazón. Me dieron ganas de gritarle, de reclamarle, de decirle todo lo que sabía, preguntarle por qué lo hizo, preguntarle si en realidad me querían o era parte de un show como tantos dentro de la corona; pero si hacía eso, tendría que estar preparada para su respuesta. ¿Y si la respuesta era peor que quedarme con la duda?... por lo menos ahora existía la posibilidad de que todo haya sido un error, pero después de saber la verdad ya no habría vuelta atrás.

No. No era el momento.

—Estaba ocupada—mi voz sonó serena, pero me estaba esforzando mucho para ello.

"¿Ocupada? ¿Qué podría tenerte tan ocupada como para no tomar el teléfono por unos minutos?"

—Papá, estoy bien ¿sí?... Nada fuera de lugar pasa aquí. ¿Cómo están mamá y Daniel? —cambié el tema rápidamente antes de dejarlo seguir con su regaño.

"Ellos están bien, pudieron recuperarse a tiempo." dijo mi padre

"Déjame hablar con ella" escuché a mi madre decir al fondo. Adam le pasó el teléfono y cuando mi mamá habló conmigo se me rompió el corazón. Ella me saludó con todo el amor con el que siempre me ha hablado y me expresó lo mucho que les hacía falta. Tuve que cubrirme la boca para que no se oyeran mis sollozos ya que mientras ella me decía todo eso, yo solo podía recordar: «ella te tuvo por dinero» «todo lo que dice puede ser mentira» ...

BASTARDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora