*Capítulo 18*

813 61 9
                                    

N/a: Ah! ¿Yo que dije?...que iba a publicar capítulo esta misma semana. ¿Y qué hice?...publiqué capítulo esta misma semana. Espero que por lo menos me dejen su voto caramba! XD . Uno que se esfuerza jeje Espero que disfruten, pueden continuar

***

El beso de Hamid fue inesperado como ansioso por despertar algo en mí. Me tenía tomada por los hombros y la presión que ejerció sobre mis labios era con la intención de persuadirme para que los abriera. Pero yo tenía los labios sellados, fuertemente apretados.

—Por favor, nena—susurró sobre mi boca.

—Nomm—respondí sin abrir mucho la boca y sus dedos presionaron con más fuerza mi piel.

No quería un no por respuesta, pero me di cuenta que no iba a forzarme. Él deseaba que me rindiera como acostumbrado a que fuera de esa manera siempre, sin esfuerzo alguno. Puedo imaginar que muchas mujeres no tuvieron objeción alguna con que el guapo príncipe de Pakestania las quisiera besar. O más.

Volvió a querer tomar mi boca y esta vez pude esquivarlo moviendo mi cara hacia un lado.

—Eres mi esposa—gruñó cerca de mi barbilla —, deja de ser tan terca.

Entonces me soltó un brazo para tomar mi barbilla y girar mi rostro, sin embargo, antes de que lo lograra, yo aproveché ese momento de libertad para dar un paso atrás y abofetearlo con fuerza.

Fue un golpe seco y sonoro que cruzó su rostro. La mano de él manó voló automáticamente hacia la marca roja que le había dejado y lentamente volvió su mirada hacia mí, furioso.

—¡¿Por qué siempre tienes que golpearme?!

—Hamid, tengo que...—antes de que yo pudiera responder, Malik abrió la puerta y se encontró con su hermano acariciando su mejilla y conmigo respirando agitadamente. La escena lo puso en alerta y su expresión se volvió severa—. ¿Qué pasa aquí?

—Yo me encargo—respondí a Malik antes de que interviniera.

Sin dejar pasar más tiempo, clavé la mirada en Hamid y levanté mi dedo en un gesto de advertencia.

—Escucha Hamid y escúchame bien—empecé y Hamid se vio confundido por la firme y fría tonalidad de mi voz que antes no habría sido capaz de usar—. No me importa si toda tu vida has estado acostumbrado a que a te den todo lo que has querido. No me importa si las mujeres siempre te han permito hacer con ellas lo que quieras. No me importa si crees que eres mejor que yo por tu sangre pura, o si eres lo bastante prepotente para pensar que todos te deben respeto cuando ni si quiera te lo has ganado, ni tampoco me importa si piensas que sólo soy una Bastarda. Porque ésta bastarda que ves aquí es muy orgullosa de sus raíces; y sin duda, ¡No me importa si eres mi esposo! —puntualicé con especial énfasis mientras él me miraba perplejo—... Así que si quieres algo de mí tendrás que conseguirlo por las buenas, ¿queda claro? Porque de otro modo nunca, escúchame bien, ¡NUNCA!... Vas a conseguir nada. ¡Mejor busca en otra parte!

Giré sobre mis talones, airosa y mordaz, caminé y me detuve frente a Malik que estaba cubriendo la salida.

—Permiso—dije

Nuestras miradas se encontraron por un segundo. Yo aún debía de verme un poco agitada por mi improvisado discurso y con el peinado deshecho. Inesperadamente me miró con una encantadora sonrisa torcida y luego se hizo a un lado dándome paso con un galante ademán de mano.

Dejé a los dos hermanos atrás y que resuelvan cualquier cosa entre ellos.

A la mañana siguiente me levanté de mejor humor. Por primera vez desde que llegué a esta casa, comencé a sentir que formaba parte de ella; ya no más una intrusa, ni una prisionera, sino alguien con cierto poder. Ya no tenía miedo.

BASTARDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora