*Capítulo 27*

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N/a: Hola!  Sólo explicaré una cosita. Hay una parte donde se supone que hablan inglés, pero obviamente no podía escribir todo en inglés y luego traducirlo porque sería muy pesado de leer así que sólo dejé una notita para que se imaginen que a partir de ahí todo es en inglés. xD...no sé si ya lo dije pero las princesas y los príncipes hablan como mínimo 5 idiomas. En fin, les dejo continuar.

***

Desperté en mi cama con un terrible dolor de cabeza y un poco de náuseas. Al ver la hora en mi celular me di cuenta que era bastante tarde, ¡las once de la mañana!... ya casi era hora de almorzar y yo seguía en la cama, ¿Qué rayos pasó ayer?

Ah, sí...descubrí que era un sacrificio y comencé a beber sin control. Había llorado tanto por eso que sentí que ya no tenía caso seguir lamentándolo, todo lo que me quedaba, era un profundo resentimiento con mi padre que no sabía si algún día tendría la fuerza de enfrentar.

Pero además de eso...

Tomé la sábana y la presioné contra mi cara avergonzada. Todo lo que había ocurrido después de subir a la terraza estaba cubierto por una neblina, pero no era lo suficientemente espesa para impedirme recordar lo que había sucedido. Había besado a Malik, lo había besado con ganas, y había deseado seguir besándolo, hasta creo habérselo dicho. Pero incluso en este momento, a pesar de la vergüenza, que me hacía desear que me tragase la tierra, el recuerdo de ese beso hacía que una llamarada de fuego me recorriera el cuerpo de arriba abajo.

¿Podía un hombre besar así sin sentir nada?

Si cerraba los ojos y me concentraba un poco, todavía podía sentir en mis labios el calor de su boca, y el suave tacto de sus besos recorriendo mi cuello hasta la oreja. La piel se me puso de gallina.

A pesar de ser mi cuñado, a pesar de saber que está aquí sólo para mostrarles a todos que Hamid y yo somos felices juntos, a pesar de ser su enemiga y tal vez odiarme un poco por ser la hija de quien posiblemente mató a su primo, y a pesar de que yo misma debería procurar estar lo más alejada posible de esa familia. Me permití por un momento, y sólo por un momento, considerar la posibilidad de que Malik deseara ese beso tanto como yo. Pero la verdad era que él me gustaba. Me gustaba mucho, ¿cómo podría seguir negándolo?... y ese hecho me cegaba un poco; puesto que, conociéndolo, lo más probable era que sólo había correspondido mi beso para darse un pequeño gusto, como harían muchos hombres.

Tenía que ser realista. Él no creía en el amor. Me lo dijo directamente. Si a lo mucho le gustaba un poco, nunca iba a pasar de eso. La idea que pueda pasar algo entre nosotros era absurda. Tan absurda que sería una verdadera tonta si continuaba ilusionándome.

«Ya no eres la niña de antes, Isabella» me dije, recordando todas las cosas que de a poco me han ido sacando de mi burbuja de fantasía; y también recordando ahora último, la farsa del romance de mis padres. Una historia que nunca fue real.

La realidad era mucho más gris y fría en el mundo de la nobleza de lo que tenía idea.

Y si necesitaba una prueba más de ello, la obtuve muy pronto.

Después de darme una ducha, vestirme y bajar al primer piso, me encontré con una gran sorpresa.

En la puerta, recién entrando con unas maletas que los sirvientes le ayudaron a cargar, entró una bella mujer de pelo rubio y con un sobrio y elegante vestido verde. Ella me miró y me sonrió de forma que hizo brillar sus ojos azules, antes de acercarse a mí para saludarme.

—Hola, tu debes ser Isabella.

Acepté su mano y ella entrecerró sus ojos, observándome.

—Siento que te he visto antes —dijo.

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