*Capítulo 59*

446 43 2
                                    

*Isabella*

—¿Eres la nueva? —inquirió la primera chica que se acercó.

—Sí... ¿la nueva? No entiendo por qué estoy aquí —respondí desconcertada.

Las chicas intercambiaron miradas y luego volvieron a posar sus ojos en mí con compasión.

—Pobrecita. ¿Te encontraron en la calle?

Me planteé si sería prudente decirles la verdad. Reflexioné unos segundos, pero luego decidí que sería más sabio mantener un perfil bajo hasta comprender mejor la situación y sus razones para estar aquí.

—Sí —contesté simplemente.

—Debes estar confundida. Pero no eres la única que llegó aquí de esa forma —me explicó una de ellas mientras rodeaba con gentileza su brazo alrededor del mío, guiándome más adentro del lugar—. Soy Amira, la mayor y la primera en llegar.

La habitación era inmensa, con un techo alto. Literas, tocados, pufs y telas transparentes colgaban desde el techo. Era un espacio diseñado para albergar a varias chicas, con un ventanal enorme que ofrecía una vista al lago... ¿el lago? Miré de nuevo porque reconocí ese lago. Me detuve un momento para observarlo, a pesar de que Amira me dirigía a otro lugar.

—Es una vista hermosa —dijo Amira con voz comprensiva después de notar que me quedaba paralizada.

No era la belleza del lago lo que me había detenido, sino el hecho de que reconocí que era el mismo lago del palacio.

—¿Estamos cerca del palacio? —pregunté, finalmente cediendo a la curiosidad.

—Sí, lo estamos. Está al otro lado del lago. Si te acercas más, podrás verlo. Y toda la decoración para la boda.

Finalmente, tenía alguna noción de dónde me encontraba después de varios días de estar confinada en lugares oscuros. Eso ya era un alivio en comparación con el "silencio".

—¿De quién es la boda? —inquirí, finalmente dejándome llevar por la curiosidad.

Una de las chicas se emocionó:

—Oh, sí. La boda del príncipe Malik.

Otra soltó un suspiro profundo:

—Esa mujer tiene mucha suerte. Cómo desearía estar en su lugar.

—¡Ja! Tendrías que renacer con otra cara, cuerpo y título nobiliario para siquiera captar la atención del príncipe —añadió otra con tono burlón. Las demás rieron.

Mientras ellas continuaban bromeando sobre el tema y sobre Malik, yo procesaba en silencio la primera noticia revelada.

No tenía derecho a sentirme mal por eso, después de todo, era lo que yo buscaba cuando lo rechacé y lo alejé de mí. Quería que él recuperara su posición, incluso si eso significaba ceder a los caprichos de su padre. Al menos él estaría a salvo y yo solo debía ocuparme de mí misma.

De repente, las chicas dejaron de reír y me miraron.

—¿Estás bien? —preguntó una de ellas.

Bajé la mirada y cubrí mi boca con una mano. "No voy a llorar", me repetí internamente. Pero contener las lágrimas solo agravó el dolor en mi pecho.

—¿Te hemos herido con algo que dijimos? —preguntó la misma chica. Negué con la cabeza, incapaz aún de hablar.

—Déjenla. Está asustada porque no entiende lo que está pasando y sus comentarios no ayudan —intervino Amira, abrazándome.

—Necesitamos divertirnos de alguna manera, Amira. Estar atrapadas aquí es aburrido. Al menos podemos dejar volar la imaginación. Imagina estar con ese hombre guapo, sintiendo sus manos en tus caderas y...

BASTARDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora