Me miró con deseo, de forma que enseguida encendió algo en mí. Sin esperar que yo hiciera algo, bajó la cabeza y tomó mi boca. Me besó con ferocidad y mi brazos se enredaron en su cuello mientras le devolvía el beso. Luego me apretó contra él, piel contra piel bajo el refugio tibio de las sábanas.
Cerca el uno del otro, depositó pequeños besos de la comisura de mis labios a la otra. No era difícil seguirle el ritmo porque yo tampoco me cansaba de él, de tocar su piel, sentir sus músculos, o de percibir su aroma. Luego me besó más profundamente hasta que la sensación me dejó mareada y el cuerpo se me estremeció por completo; mis pechos comenzaron a sacudirse contra el vigoroso pecho de él. Pese a que ya lo habíamos hecho, se sentía como si fuese la primera vez, como si fuese imposible cansarse, como si siempre hubiera algo nuevo que probar del otro.
Con el corazón palpitándme en el pecho, vi a Malik succionarme un seno, sentí el calor húmedo de sus labios y temblé de placer.
—Dios, Malik...—suspiré mientras le clavada las uñas en los músculos firmes de los hombros. Me encantaba que hiciera eso y sospechaba que no cualquier hombre sabía mover la lengua como él lo hacía.
Instintivamente apreté mis muslos sintiendo como el lugar oculto entre ellas se humedecía y se calentaba.
Cuando su boca abandó mi pecho para erguirse y mirarme, sentí el aire fresco acariciar la humedad del pezón como un recordatorio de lo que me estaba perdiendo. Me curvé instintivamente hacia su boca rogándole sin palabras que siguiera. Me sentí abandonaba cuando él se detuvo.
—Eso te gusta, ¿verdad?
Malik tenía la voz pastosa. Yo alcé la mirada indefensa e incapaz de ocultar el afán que sabía debía arder en mis ojos mientras sus labios dibujaban una arrogante, pero sensual sonrisa.
Asentí.
—Sí. Me gusta.
Sentí la tensión aumentar en mis ingles. Admitirlo me llenó de oleadas de placer. Malik pareció notarlo porque sus ojos mostraron satisfacción junto con una intensidad nueva.
—Es tan sexy verte así.
Antes de que pudiera responder, la cabeza de Malik descendió para tomar posesión de mi otro pecho y no pude pensar en nada más. Cerré los ojos, aturdida por la sensación de lo que le hacía a mi cuerpo, que temblaba y se estremecía bajo sus caricias y besos. Era una maravilla. No sé por qué había pospuesto este momento por tanto tiempo, cuando lo había deseado casi desde el primer momento que lo vi.
Me volvió a besar en la boca, y luego, con infinita delicadeza, trazó un sendero a través de mi garganta, mientras me mantenía contra él de modo que su calor, su tamaño y su fuerza, intoxicaban cada célula. Por un momento, se detuvo en mi cuello mientras que yo exploraba su espalda y bajaba por su columna hasta las nalgas y me detuve para acariciar la carne redondeada. Malik gruñó complacido desde lo profundo de su garganta, y continué; exploré todo lo que pude de él en esa posición, con mis manos, y con mis piernas también. De pronto hizo algo con su lengua en mi oreja que me hizo sonreír y retorcerme un poco con un par de risas, entonces Malik llevó su boca hacia la mía y sonrió sobre mis labios.
—Al parecer encontré un punto débil—dijo con un tinte de gracia en su voz, pero sereno.
—Lo hiciste—respondí mordiéndome los labios para no reír más.
Me dió un beso en los labios.
—Tienes una risa preciosa—dijo y me da otro beso. Luego otro. Y otro. Y otro. Y finalmente tomó mi boca por completo y cualquier impresión de cosquilla que hubiera quedado se ahogó en ese momento.
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BASTARDA
RomanceIsabella es una mujer rebelde y más lista de lo que los hombres creen bajo esa fachada de princesa encantadora. Los hombres son aburridos para ella y está segura que está mejor sola, pero las vueltas del destino la obligan a enfrentarse a una decisi...